El patrimonio cultural de un pueblo, de este pueblo, es inmenso… sus expresiones artísticas raigales: sus danzas, sus cantos, su música, sus leyendas, su poesía devenida fiesta de los sentidos… De ese acervo se nutre el Conjunto Folclórico Nacional, una de nuestras compañías esenciales.
En la obra del Conjunto está Cuba. Sobre la escena, a lo largo de estas casi seis fecundas décadas, han confluido la raíz africana ramificada en la isla, las tradiciones de nuestros campos, los bailes populares, los referentes culturales de las religiones, el color y la fuerza y los ritmos de las celebraciones populares.
No ha sido reproducir acríticamente el arte del pueblo, ha sido recrearlo, reinterpretarlo, devolverlo enriquecido por los saberes y las maneras y las tendencias contemporáneas de las artes escénicas. Partiendo, por supuesto, del respeto.
Ir al foco, inspirarse, crear…
El Conjunto Folclórico Nacional de Cuba tiene que marchar con los tiempos, porque el pueblo no deja de crear. Y los artistas son también el pueblo.
Hubiéramos asistido por estos días a su tradicional temporada, pero la emergencia sanitaria lo ha impedido. Volveremos a encontrarnos, con toda certeza.
Mientras, felicitemos a todos sus bailarines, coreógrafos, profesores, diseñadores, técnicos… Recordemos y honremos a los fundadores, a los que comenzaron un camino que hoy se ha abierto en decenas de agrupaciones a lo largo y ancho de todo el país.