Carmen Elia Ferrán Ortiz es una emprendedora y amigable diseñadora, miembro de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (Acaa), en la manifestación de Textil, quien se mantiene bien documentada sobre la propagación del temible virus en su país y el mundo, precisó “Nadie me puede molestar a la hora del parte del doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Minsap, así como en la mayoría de los numerosos espacios habilitados por la Televisión Cubana para mantener informado al pueblo sobre la Covid-19; tal vez no pueda verlos todos, pero sí los más importantes, porque también debo dedicarle tiempo a mis diseños”.
La asimismo graduada de Economía en la especialidad de Planificación, enfatizó: “Es justo que junto a los médicos y científicos, también cada noche consagremos nuestros aplausos a los periodistas y demás trabajadores de la prensa, pues junto a la televisión igualmente está siendo titánica la labor informativa a través de los periódicos, de la radio y de las redes sociales. Reconocimiento que también hay que hacer extensivo a los agentes del orden público que exigen en las calles la preservación de nuestras vidas, así como a todos los trabajadores, de diferentes sectores de la economía y los servicios que están en función de esta gran batalla…”
Desde su casa, Carmen se ha dedicado por estos días a “continuar perfeccionando los diseños de los conjuntos de ropas para todas las edades, en las que mediante materiales tradicionales, como el hilo, el lino y el algodón —y la combinación de estos—, logremos que nuestros jóvenes acepten el buen gusto que les ofrecen las producciones artesanales hechas en Cuba”.
En tal sentido apuntó: “Trabajar en mis proyectos de vestuarios, estudiar las nuevas tendencias de la moda, escuchar buena música, informarme y hacer algunas llamadas a familiares y amigos, ocupan buena parte de mi tiempo en este período de recogimiento ante la amenaza de la pandemia de la Covid-19”,
Al referirse a esta necesaria etapa de aislamiento social, precisó: “Es un lamentable flagelo que ha costado la muerte a más de 250 mil personas en todo el mundo, muchas de ellas debido a un mal manejo de la situación en algunos países que reportan el mayor número de víctimas. Por suerte, y gracias al sistema higiénico sanitario promovido por el Gobierno cubano, nuestra realidad, felizmente, es otra”.
La maestra artesana, acreedora entre muchos otros lauros del Premio en confección Masculina en la XIV Feria internacional de Artesanía FIART 2010 con la Colección Hoy como ayer (de guayaberas) apuntó: “La Covid-19 ha demostrado que Cuba está preparada para asumir cualquier contingencia, con el apoyo de todo el pueblo, y con el respaldo de un movimiento médico, farmacéutico y científico médico, cuya fatigosa labor en el enfrentamiento del Coronavirus ya muestra resultados alentadores.
“Pero —añadió—, como bien se ha advertido, no podemos confiarnos, hay que seguir observando todas las medidas orientadas por el Estado y el Ministerio de Salud Pública (Minsap)”, apuntó esta cariñosa y cubanísima mujer de piel canela, mediana estatura, dinámica comunicadora y, sobre todo, con un alto concepto de la amistad y la solidaridad entre los seres humanos.
La criollísima mulata siente nostalgia por los cambios que ha tenido su activa vida laboral, sobre todo en su taller de confecciones, ubicado en la barriada de Luyanó, donde junto a ella y otras compañeras, laboran su nieto mayor, Faviet, y su hija Yuset; cuyas producciones son fundamentalmente comercializadas en el acogedor Bazar Ferrán, perteneciente al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), radicado en la calle Obrapía número 503, entre Villegas y Bernaza, en La Habana Vieja.
“Ahora todos estamos aislados, en casa, dedicados a repensar los proyectos y cómo hacerlos mejor y más atractivos”, apuntó esta creadora imprescindible en las diferentes ferias internacionales de artesanía artística, entre ellas Fiart, Arte para Mamá, Arte en La Rampa, Arte para papá y el Festival del Habano. Sus atuendos igualmente han sido acogidos con éxito en otros encuentros foráneos como el de Artesanía, Joyería, Regalo y Decoración, en Monterrey, México y ha participado en una docena de importantes desfiles de moda realizados en la capital.
Habituada al amor y al apoyo de Carlos, su esposo, Carmen dice con cierto aire de orgullo: “mientras estoy inmersa en mis diseños, él se encarga de atenderme, por estos días se ha lucido en la cocina con algunos de sus mejores platos…”.
En tiempos normales, Carlos es un activo colaborador de la alegre artífice. “Él es el encargado de poner en marcha uno de los más avanzados y complicados equipos que tenemos en el taller para realizar prendas personalizadas, es decir con bordados e impresiones afines al gusto de cada individuo. Además, es mi amigo, mi consejero, mi sostén emocional…”
La prestigiosa especialista y promotora de la moda con fuertes influencias del variopinto universo del vestir nacional, igualmente expresa añoranza por la fértil actividad cultural de su Bazar Ferrán el cual “no solo tiene como objetivo vender ropas y otros atuendos, como carteras, sino irradiar, desde el corazón de la capital, cubanía y cultura; sino particularmente promovemos nuestra auténtica guayabera en un ambiente donde los visitantes igualmente pueden disfrutar de un excelente café criollo. Somos un centro promotor de nuestras tradiciones”.
En ese espacio todos los meses Carmen realiza una movida peña a la que invita a destacados exponentes de la música cubana, los que amenizan la tarde junto con familiares y amigos. “La Covid-19 ha venido a paralizar este encuentro, pero cuando todo pase seguramente lo haremos mejor, como mejor deben de ser nuestras vidas tras los embates de este terrible virus”, dijo la artista, quien asegura que Cuba transita por sus venas hasta llegar con fuerza a su corazón.