Las enfermeras espirituanas Anaisa Paneca Valdivia y Micaela Calderón Mendoza conocen al dedillo los protocolos para tratar y vencer la COVID-19. Ellas fueron de las primeras en incorporarse al Hospital de Rehabilitación Faustino Pérez de Sancti Spíritus, cuando en la segunda decena de marzo se habilitó esa institución sanitaria como el primer centro de aislamiento en el país, tras detectarse los primeros portadores del SARS-CoV-2 en el territorio nacional.
Ambas integran el contingente Evidia Álvarez, conformado por cerca de 70 profesionales de la enfermería de Sancti Spíritus, gran parte de ellos especializados en Cuidados Intensivos y capacitados para enfrentar la COVID-19, que laboran, desde esta semana, en el Hospital Militar Manuel Piti Fajardo, de Santa Clara, donde se atienden los enfermos de las dos provincias.
“Son momentos de apoyarnos todos. Es esencial cuidar a los pacientes y cuidarnos a nosotros mismos para detener la pandemia y continuar prestando servicios donde seamos más útiles. Los enfermeros tenemos que estar al lado del paciente en el momento difícil. Además de desempeñar bien la profesión, tenemos que ser psicólogos, compañeros, amigos, debemos trasmitir confianza y estabilidad”, expresó Micaela con la certeza que le aportan sus más de tres décadas en activo en la profesión.
Los integrantes del contingente laborarán durante 14 días en las unidades de cuidados intensivos y en las salas de cuidados mínimos del Piti Fajardo. Después, permanecerán aislados durante un mes, como medida preventiva para evitar contagios y la propagación de la enfermedad.
Son retos, añadidos al de salvar vidas y cumplir los protocolos de bioseguridad, que asumen con decoro y orgullo esta brigada, presta a perpetuar el legado de Evidia Álvarez, enfermera espirituana, quien fuera la primera latinoamericana en obtener la Medalla Florence Nightingale, otorgada por el Comité Internacional de la Cruz Roja para honrar la actitud excepcional al cuidar heridos o enfermos en situaciones difíciles y peligrosas en tiempo de guerra, calamidades públicas, desastres naturales, o que se hayan destacado de manera extraordinaria en el ejercicio de la actividad cotidiana.
Lo acuña Anaisa Paneca, quien, desde aquella guardia inicial del 13 de marzo en el Hospital de Rehabilitación, está en la vanguardia para derrotar la COVID-19. “Ahora prestamos nuestro mejor servicio en Villa Clara, primero porque soy cubana; segundo porque es mi profesión y si me la quitan no sé hacer ni croquetas; tercero porque este es mi Primero de Mayo. Ese día, estaremos trabajando de la mejor manera, con la satisfacción de aportar nuestra sapiencia y dedicación para acabar con la COVID-19”.