El 15 de abril de 1895, en reconocimiento a José Martí como artífice de aquella guerra, el Mayor General Máximo Gómez le comunicó un grato acontecimiento. Sobre la sorpresa recibida en aquel momento, dejó constancia en su diario de campaña:
(…) Al caer la tarde, en fila la gente, sale a la cañada el general, con Paquito —general de brigada Francisco Borrero Lavadí—, Guerra —general de brigada Ángel Guerra Parra— y Ruenes —comandante Félix Ruenes Aguirre—. ¿Nos permite a los tres solos? Me resigno mohíno. ¿Será algún peligro? Sube Ángel Guerra llamándome, y al Capitán Cardoso. Gómez, al pie del monte, en la vereda sombreada de plátanos, con la cañada abajo, me dice, bello y enternecido, que aparte de reconocer en mí al Delegado, el Ejército Libertador, por él su jefe, electo en consejo de jefes, me nombra Mayor General. Lo abrazo. Me abrazan todos. (…)”
Tal nombramiento representaba un acto de justicia hacia el hombre que lo había sacrificado todo, familia, profesión y un prometedor futuro en el mundo literario, para dedicarse por completo a la hermosa misión de organizar la guerra que pondría fin al dominio colonial español en Cuba.
Acerca del autor
Graduada de Licenciatura en Periodismo, en 1972.
Trabajó en el Centro de Estudios de Historia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el desaparecido periódico Bastión, y como editora en la Casa Editorial Verde Olivo, ambos también de las FAR. Actualmente se desempeña como reportera en el periódico Trabajadores.
Ha publicado varios libros en calidad de autora y otros como coautora.
Especializada en temas de la historia de Cuba y del movimiento sindical cubano.
A MARTÍ: MAYOR GENERAL
Martí, hombre generoso,
Héroe de la Edad de Oro,
Lleva en sí todo el decoro
De mi pueblo valeroso.
Ante el imperio alevoso,
Es estandarte y bandera,
Martí es figura cimera
De principios y valores,
Y somos sus defensores
Ante la ofensa rastrera.
Martí, patriota y amigo,
Como genuino cubano,
A todos tiende su mano
Y desprecia al enemigo.
Rechaza yugo y postigo,
Inspira, llama, convoca,
El alma del pueblo toca
Con ese verbo rotundo,
Es paradigma del mundo
Y firme como una roca.
En cada escuela cubana,
En el campo y la ciudad,
Martí es nuestra dignidad,
Bastión y guía soberana.
Sol de ayer y de mañana,
Siempre al lado del deber,
La patria es dulce placer
Cuando se ama y defiende,
Y quien a Martí ofende,
Jamás nos podrá vencer.
Martí, Héroe Nacional,
Amigo franco y sincero,
En julio como en enero,
Honrado a carta cabal.
De su infinito caudal
Cuba libre se alimenta,
Rechaza odio y afrenta
Y al enemigo responde:
Con Martí vamos adonde
Solo la vergüenza cuenta.
Ha sido una sensación
Mi décima por Martí,
Gracias amigos, y aquí
Continúa la procesión.
Lo amerita la ocasión,
El momento es de crear,
Al enemigo enfrentar
Con el escudo martiano,
Machete mambí a mano,
Nuestra cultura salvar.
Su legado singular
Es alma de pueblo bravo,
Desde Maisí hasta el Cabo
Nunca deja de luchar.
Todos van a fracasar
Contra Cuba en el intento,
Mi pueblo es irredento
En Baraguá y en Girón,
Si no aprenden la lección,
Lo siento mucho, lo siento.
Del alma sale la rima,
Como la rabia también,
Por Martí rechazo a quien
Por bueno no lo estima.
Para alcanzar esa cima
De su rico pensamiento,
No vale el atrevimiento,
El agravio ni la ofensa,
Cuba libre lucha y piensa
En Martí a cada momento.
A Martí no se le ultraja,
Ni se le ofende tampoco,
Quien haga eso es un loco
Que para otros trabaja.
A esa condición tan baja
Llegan los sietemesinos,
Que perdieron los caminos,
Cobran como mercenarios,
Y son capaces de varios
Actos y agravios mezquinos.
Con el ultraje a Martí
Los enemigos pretenden,
Pagar a los que se venden
Por lentejas y maní.
Me sorprende ver aquí
Algunos antisociales,
Con raquíticos avales
Al imperio le hacen juego,
Y quieren mostrarse luego
Críticos de nuestros males.
Martí lo dijo muy claro:
Es la hora de los hornos,
Y mis cubanos contornos
Se iluminan con su faro.
Frente al imperio me paro
Con la prédica martiana,
Mi Cuba libre y temprana
No mendiga su derecho,
Lo conquista con el pecho
Y el ejemplo de Mariana.
A Martí se le venera,
Para mal no se le toca,
Y si alguien se equivoca,
Ha de pagar su ceguera.
La respuesta justiciera
El pueblo la sabe dar,
En el momento y lugar
Que el enemigo merece,
Si en el intento perece,
Maceo lo supo alertar.
A Martí se le respeta,
Al Che, Fidel y Camilo,
O chocarán con el filo
Del machete y la saeta.
Terremoto ni cometa
Nos quitarán la alegría,
La gloria ni la poesía
De mi Cuba solidaria,
Aunque la red mercenaria
Intente apagar el día.
Yo sé que es inagotable
La vigencia de Martí,
Para quien le quiere aquí
Es como un río insondable.
Toda su obra es loable,
No se rinde ni se vende,
Y al cobarde que pretende
Borrar lo que simboliza,
Bien merece una paliza
Para ver si así lo entiende.
Martí es patria y libertad,
Sacrificio y resistencia,
Y su magnífica herencia
Es fuente de dignidad.
Martí es la posteridad,
De Cuba brújula y suerte,
Su figura no es inerte,
Pero mirando al futuro,
Martí es triunfo seguro
Y sin él, abismo y muerte.
Fco. Javier Viamontes Correa
Embacuba Zambia