Ante la COVID-19 todo cuidado es poco. El virus parece estar ahí, aferrado a cualquier superficie, al asecho del más mínimo descuido, para apropiarse de una persona, luego de otra y de otra… Por tanto, las barreras, esas que tanto ha desdeñado la humanidad porque nos frenan o nos aíslan, resultan, hasta el momento, el principal antídoto frente al nuevo enemigo.
Esa “cartilla”, aprendida al dedillo y ejecutada como máxima de vida en estos tiempos, movió las neuronas de Didier Acosta García, un trabajador no estatal que convocó a tres de sus amigos, quienes laboran como rotulistas y grabadores, para crear mascarillas faciales que reforzaran la protección del personal de la salud en Sancti Spíritus.
“Todo surgió por un comentario de mi esposa, la doctora Yudeisy Santos, quien es especialista en Terapia Intensiva y Emergencias en el hospital provincial Camilo Cienfuegos. Me comentó lo útil que sería contar con mascarillas para fortalecer la protección de aquellos que laboran en esos servicios, sobre todo ahora en tiempos de la COVID-19”, reseñó Didier.
Eso bastó para encender la chispa de la creatividad, tras revisar algunos videos en Internet convocó a sus amigos Alain Torecilla, Juan Emilio García y Maikel Martínez, y juntos reunieron cuanto material a su alcance pudiera servir para el propósito.
“Las primeras las hicimos en una impresora 3D, pero la materia prima solo alcanzó para unas 13 y nos pareció insuficiente. A partir de ese momento, probamos otros materiales más económicos que resultaron muy prácticos como transparencias de acetato, recortería de policloruro de vinilo (PVC), acrílico de transparencias de cuadros de fotografías y los pomos vacíos de dos litros, de refrescos, siropes y de condimentos, estos últimos los proporcionó Labiofam”, precisó el joven.
“Luego de seleccionar la recortería de plástico, elaboramos un diseño de visera y buscamos la transparencia del material. La confección resulta sencilla, por lo que pueden realizarse en las casas. A la vez, podrían sumarse entidades estatales que tienen estos recursos a su alcance”, expresó Juan Emilio.
Con la máxima de los mosqueteros, uno para todos y todos para uno, pusieron manos a la obra. Elaboraron cerca de un centenar de mascarillas faciales. Las primeras fueron donadas al Hospital General Docente Camilo Cienfuegos y otras al Pediátrico Provincial José Martí, de Sancti Spíritus.
El director de esta última institución, doctor Julio César Padilla Hernández, al recibir la donación, agradeció el gesto y explicó que estos medios de protección serán de gran utilidad para el personal que labora en la consulta de Infecciones Respiratorias Agudas, para quienes trabajan en salas de Cuidados Intensivos y de aislamiento, así como para los profesionales de laboratorio que toman las muestras de PCR.
“El colectivo de trabajadores agradece estas mascarillas que tendrán gran repercusión en la protección de nuestro personal y mejorará la calidad de la atención médica”, acotó el galeno.
“El material es duradero. Hay que tener cuidado para que no se ralle porque perdería visibilidad, y no es resistente a temperaturas elevadas como las utilizadas para la esterilización, pero sí se desinfecta con productos químicos, como cloro, agua jabonosa o alcohol”, aseguró Maikel Martínez, quien desde su experiencia laboral anterior como enfermero, confirma la satisfacción de sus compañeros tras ejecutar este proyecto que incrementa la seguridad de quienes salvan vidas ante la COVID-19.