La ciencia cubana en la lucha contra la Covid-19 (+ Video)

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Para actualizar sobre el papel de la ciencia en la batalla contra esta epidemia, comparecieron en la Mesa Redonda de este lunes el Dr. Eduardo Martínez Díaz, presidente de BioCubaFarma, el Dr. Vicente Vérez Bencomo, director General del Instituto Finlay de Vacunas, el Dr. Gerardo E. Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y la Dra. María del Carmen Domínguez Horta, jefa del Proyecto CIGB 258.

 

Mesa Redonda sobre la ciencia en función de la COVID-19. Foto: Presidencia/ Twitter.
Mesa Redonda sobre la ciencia en función de la COVID-19. Foto: Presidencia/ Twitter.

 

El plan de BioCubaFarma contra la COVID-19

El Dr. Eduardo Martínez Díaz, presidente de BioCubaFarma, comentó durante su intervención la compleja situación que vive hoy la humanidad. “No lo digo en el sentido alarmista, pero sí para que tengamos la justa percepción del riesgo que requiere. Es una batalla dirigida por la máxima dirección del país, pero en la que todos tenemos que participar para salir victoriosos”, enfatizó
Martínez Díaz explicó que actualmente existen dos frentes de combate: uno con la misión de detener la propagación de la epidemia, en el que el grupo de medidas de aislamiento social es la única posibilidad de evitar que se propague el virus, y otro, en el que se evita que los enfermos pasen a estado grave o la muerte.
En función de lo anterior, el especialista puntualizó que la industria biofarmacéutica cubana tiene su plan para el enfrentamiento al nuevo coronavirus. En particular, destacó que BioCubaFarma tiene un programa que incluye:

1. Garantizar los medicamentos que forman parte del protocolo definido por Salud Pública para tratar los pacientes con COVID-19 (22 medicamentos, entre ellos el Interferón, y otros de uso hospitalario, destinados a las diferentes fases por las que puede transitar un paciente).

“En estos momentos todos los medicamentos están en fase de producción, y contamos con el respaldo de todos los fármacos necesarios incluso para el escenario más crítico, de acuerdo a los modelos de pronóstico.

2. Estas empresas se han incorporado a la producción de medios de protección como nasobucos para el personal médico, jabones medicinales que tienen acción desinfectante y soluciones hidroalcohólicas.
3. Se ha creado un grupo de trabajo para aprovechar las líneas de dispositivos y así contribuir a la reparación de equipos de las brigadas intensivas. En la tarea se vinculan otras empresas del país, la Unión de Industrias Militares y algunos cuentapropistas.

 

Fortalezas de la industria biofarmacéutica cubana ante la COVID-19

 

Según explicó Martínez Díaz, desde el inicio de la pandemia se activaron las comisiones del Consejo Científico del grupo BioCubaFarma y se buscó información sobre lo que estaba pasando en el mundo.
“Se indagó en las características del virus, los niveles de replicación, el comportamiento de la epidemia de modo general”.
Refirió que en China se cuenta con un Centro de Investigación y Desarrollo chino-cubano, donde trabajan científicos que recopilan constantemente datos sobre la enfermedad.

“La figura del Comandante en Jefe Fidel Castro está presente en nuestro trabajo cotidiano, sobre todo en estos momentos. Además, tenemos la suerte de contar con un grupo de prestigiosos científicos que junto a él impulsaron la biotecnología cubana y la industria farmacéutica. De forma continua nos envían información”.

Según el directivo, hoy se conoce que un paciente que se infecta con el virus tiene dos caminos:
El 80 % lo pasa de forma asintomática o de forma leve y un 20 % se complica, llega al estado de gravedad, crítico y con un nivel alto de letalidad. La diferencia de estos pacientes que llegan al estado crítico es que la carga viral es 60 veces mayor a la de uno con la enfermedad leve”.
Por eso, el virus una vez que infecta tiene una alta capacidad de replicación en el sistema inmune de esas personas.

“Desde un inicio nos dimos a la tarea de buscar cuál es el medicamento idóneo para fortalecer el sistema inmunológico de los grupos vulnerables, entre los que se encuentran los pacientes de más de 60 años, inmunodeprimidos y los que tienen cáncer o enfermedades cardiovasculares”.

Ellos, según el presidente de BioCubaFarma, son la primera línea para usar estos productos. Ahora se incorporaron tres medicamentos más y totalizan 25 los que se suministrarán.

 

La vacuna específica contra la COVID-19 no será para este año

Al intervenir en la Mesa Redonda, el Dr. Vicente Vérez Bencomo, director General del Instituto Finlay de Vacunas, ratificó la idea de que todos soñamos con una vacuna específica que pueda resolver el problema de la pandemia de un solo golpe.

“Tenemos que ser lo suficientemente críticos y trabajar en eso, pero no es una solucion para este año”, aseguró Vérez.

Insistió en que, antes de pensar en una vacuna, lo más inminente es alejarse del virus, ponerle una barrera (distanciamiento social, higiene y nasobucos y espejuelos).
“Esto impide que el virus nos alcance. Pero si esas barreras fallan y nos llegáramos a infestar, no es lo mismo que si no usamos ninguna de estas medidas, porque de eso depende la carga viral que recibimos. Entre más recibamos, será más difícil combatirla para nuestro sistema inmune”, explicó el directivo.
Luego de que el virus nos infecta podrían darse distintas situaciones. El virus empieza una batalla con el sistema de defensa del organismo, y hay un grupo importante de personas asintomáticas, que logra mantener el virus en equilibrio.

“Los asintomáticos son una pesadilla en términos epidemiológicos, pero en términos individuales y en la batalla del sistema inmune contra el virus, esos individuos son exitosos porque han logrado controlar la epidemia y la enfermedad. Sin embargo, cuando ese equilibrio se rompe y el virus logra sobrepasar el sistema inmune, comienzan a aparecer síntomas. Esto puede transitar de leve a grave, tomando en cuenta de que el virus inutiliza el sistema inmune. El virus no nos mata, lo que mata es la reacción inmune excesiva que se provoca a partir de esto”.

 

¿Qué hacer mientras se encuentra una vacuna?

 

 

El doctor se preguntó qué podríamos hacer ahora en lo que llega esa vacuna tan soñada. “Podemos trabajar con la vacuna y con la inmunidad”, respondió.

“Parte del cuestionamiento que estamos haciendo es quién es responsable de ese equilibrio del asintomático, que logra controlar el virus. Por lo tanto, es importante entender de qué depende ese equilibrio”.

Sobre este punto dijo: “Este es un virus nuevo, pero el responsable de ese equilibrio no es la inmunidad específica. Estamos hablando de una inmunidad inespecífica, que se refleja en la llamada inmunidad natural o inmunidad innata, que tenemos todos, pero que la competencia no es igual en cada uno”.
Esa inmunidad innata podría ayudarnos, según el investigador, a mover el espectro del desarrollo clínico de la enfermedad, logrando suministrar esos elementos de la inmunidad innata a los que transitan por el estado grave.
“Hemos lanzado un proyecto colaborativo donde participan muchas organizaciones, donde aspiramos impactar sobre el espectro de la curva de la enfermedad y de esta manera reducir el número de personas que transitan a grave y disminuir el número que se enferma”, aseguró Vérez Bencomo.

“Estamos en los toques finales de organización, analizando las formas que sean menos invasivas en términos de romper el distanciamiento social. Oportunamente, se le explicará a la población: qué y cómo lo queremos hacer”, concluyó.

 

En punta una vacuna cubana que estimula inmunidad innata

 

 

El Dr. Gerardo E. Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), actualizó sobre el desarrollo en Cuba de una vacuna capaz de activar la inmunidad innata.

“No es solo un proyecto del CIGB, sino que ha dado muestras de nuestra capacidad de integración. De conjunto con las autoridades de Salud Pública, el CENCEC y el CECMED, logramos en tiempo récord que esa vacuna se aprobara. Incluso los especialistas del Hospital Naval participaron en estas discusiones científicas. El 26 de marzo se aprobó el estudio clínico de la vacuna y el 27 ya estaban los primeros voluntarios”, contó el directivo, en el programa Mesa Redonda.

Guillén explicó que se trata de una vacuna de aplicación nasal y sublingual, que permite estimular la inmunidad a nivel local, donde se encuentra la entrada del virus al organismo.
“Mañana incluimos el último paciente para culminar los voluntarios que participan en el estudio clínico, y ya en las muestras de sangre y de raspado de amígdalas y sublingual hemos visto cómo se estimulan las moléculas de la superficie celular que marcan la activación del sistema inmune innato relacionado con los virus”, dijo, al resaltar los principales resultados científicos.
Igualmente, precisó que en las muestras de sangre se activan linfocitos macrófagos, así como otros receptores de estas moléculas, encargados de presentar al sistema inmune los antígenos del propio virus y estimular una respuesta inmune específica contra el coronavirus.

“Estamos a dos niveles: demostrando la activación del sistema inmune innato, y cómo éste activa la inmunidad específica contra el virus”, argumentó el científico.
“No existían vacunas para este propósito, el coronavirus ha hecho que se desarrolle esto, y Cuba cuenta con productos que ya existían y se han perfeccionado para ser aplicados con este objetivo en específico”, destacó.

Guillén resaltó el aporte de los investigadores cubanos en el desarrollo de la biotecnología, quienes han puesto un gran empeño en los resultados que hoy se obtienen. “Estos eran procesos que ocurrían en cuestión de años y ahora están transcurriendo en tiempo récord, 15 días. Eso es posible gracias a la preparación de nuestros investigadores”, reconoció.

 

Cuba tiene suficiente Interferon para responder al escenario más crítico

 

 

 

El Dr. Eduardo Martínez Díaz, presidente de BioCubaFarma, destacó que el Interferón fue uno de los productos que se seleccionó en China como parte de los protocolos para atacar el virus, y que hoy distintos países lo utilizan.
“Es un producto que actúa directamente para que el sistema inmunológico responda y active los mecanismos de inhibición viral. En epidemias anteriores se había empleado”.
“En nuestro país una vez empezamos a tener los primeros casos se incluyó el Interferón, lo que ha tenido gran efectividad”, precisó.

“Normalmente el número de pacientes que pasan a estado crítico son el 20 %. En Cuba, el número que llega a grave o crítico es la mitad, en comparación con los indicadores a nivel internacional. La letalidad de nuestro país está en 2, 7 %, lo que indica que la forma en que los médicos cubanos tratan a los pacientes, así como nuestros protocolos, están teniendo una efectividad en el tratamiento de la enfermedad. Pensamos que el Interferón está siendo responsable de lo que estamos viendo en la práctica”.

En otro momento, el director del Grupo BioCubaFarma destacó la fortaleza de producir este y otros medicamentos en Cuba, lo que ofrece soberanía al país en medio de la pandemia. “Tenemos las cantidades suficientes para poder tratar a los pacientes en el escenario más crítico que pueda darse, de acuerdo con los modelos de prónostico presentados”, aseguró.
Sobre el Interferón, el doctor Gerardo E. Guillén Nieto, Director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), afirmó que Cuba es líder en este tema, a partir de la visión de Fidel, quien vió en este medicamento una oportunidad para impactar en la salud.
Cuba fue el segundo país en el mundo que produjo el Interferón leucocitario, después de Finlandia. Posteriormente, se desarrolló el interferón recombinante, el ALFA 2B. Esta ha sido una molécula que realmente marca el desarrollo de la biotecnología cubana, recordó.

Evalúan utilización del Interferón por vía nasal

“Tenemos ahora al Interferón como parte de esos aportes y evaluamos en estos momentos el protocolo con nuestros investigadores y con los Consejos Científicos y Expertos del MINSAP, para comenzar esta semana la utilización del Interferón por vía nasal y poderlo extender a todo el personal médico como protección”, aseguró el doctor Guillén.
Al respecto, dijo que esta idea se apoya en una base científica de la capacidad de estimulación del Interferón en la respuesta inmuno innata de la que hemos venido hablando, además de la utilización histórica de este producto ante otros virus que se han presentado.

“Es motivante aquella premonición del Comandante de que los interferones podían mezclarse. Ya están mezclados, es uno de los productos líderes del Centro que se utiliza en tratamientos oncológicos, pero ahora también lo estamos evaluando en un protocolo clínico en el hospital Luis Díaz Soto. Empezamos un estudio con 60 seropositivos”.

Asimismo, aseguró que trabajan en antivirales, como el CIGB 210 y el CIGB 300. “En el caso del CIGB 210, se obtuvieron resultados preliminares a inicios de esta semana. Hemos estado enfrascados en la evaluación con un modelo de coronavirus bovino, y los resultados demostraron un efecto antiviral del producto ante esta cepa de coronavirus”.
El Dr. Gerardo E. Guillén Nieto aseguró que en estos momentos se trabaja en 16 líneas de investigación, para magnificar el éxito y poder contribuir al control de la epidemia.

 

El CIGB 258: propuesta promisoria de la Biotecnología cubana en pacientes graves

 

Miembros del personal médico en trajes de protección tratan a pacientes que padecen la enfermedad por coronavirus en una unidad de cuidados intensivos en el hospital San Raffaele en Milán, Italia, 27 de marzo de 2020. Foto: Flavio Lo Scalzo/ Reuters.
Miembros del personal médico en trajes de protección tratan a pacientes que padecen la enfermedad por coronavirus en una unidad de cuidados intensivos en el hospital San Raffaele en Milán, Italia, 27 de marzo de 2020. Foto: Flavio Lo Scalzo/ Reuters.

 

Miembros del personal médico en trajes de protección tratan a pacientes que padecen la enfermedad por coronavirus en una unidad de cuidados intensivos en el hospital San Raffaele en Milán, Italia, 27 de marzo de 2020. Foto: Flavio Lo Scalzo/ Reuters.
La Dra. María del Carmen Domínguez Horta, Jefa del Proyecto CIGB 258, comentó que a mediados del mes de marzo, un grupo de colegas chinos comenzó a publicar artículos sobre lo que sucede desde el punto de vista inmunológico en los pacientes que transitan hacia un estado crítico o muy grave de la COVID-19.

“En ellos se resaltaba al proceso de hiperinflamación y la tormenta de citocinas como un proceso muy complejo. Estas citocinas son moléculas que median la inflamación, la cual es un proceso fisiológico y por tanto es necesario cuando nos invade un patógeno como puede ser un virus”.

La doctora apuntó que la inflamación es tan alta que esas citocinas rebasan el límite, y para el sistema inmunológico se puede traducir en una parálisis, un bloqueo, y por ello empiezan los fallos en múltiples órganos.
Domínguez agregó que el proyecto donde trabaja lleva dos años enfocado en la búsqueda de fármacos para el tratamiento de enfermedades inflamatorias crónicas autoinmunes, en las que el sistema inmunológico pierde su control y produce una respuesta inflamatoria contra moléculas propias.
Además, se cuenta con estudios que fueron diseñados a través de herramientas informáticas, lo cual corrobora que la ciencia cubana se apoya en las tecnologías más avanzadas para el diseño de los fármacos.

“Nosotros seleccionamos una molécula que tiene un papel en la reacción inmunitaria, y a partir de esta se probó con una batería de moléculas con capacidad de regular la respuesta inflamatoria. Esto pasó por una amplia investigación preclínica.
Dicha molecula tiene posibilidades de regular la inmunidad innata, pero a su vez induce células que dentro del sistema inmunitario controlan la magnitud de la inflamación y no genera inmunosupresión. Con esas potencialidades llevamos la propuesta ante el Consejo Científico de BioCubaFarma y la Comisión de Expertos del MINSAP, siendo aprobada por su racionalidad. Se trata de una molécula que ya había transitado por un ensayo clínico fase uno y que se encuentra ahora en el dos”, dijo.

 

Cuba desarrolla pruebas de diagnóstico para la detección de la COVID-19

Estudiantes de medicina continúan con las labores de pesquisas en todo el país. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate
Estudiantes de medicina continúan con las labores de pesquisas en todo el país. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate

Según Eduardo Martínez Díaz, los pacientes asintomáticos son la causa fundamental de la expansión de la epidemia, de ahí la importancia de hacer pesquisaje masivo para detectarlos, poder aislarlos y que no se siga propagando.
En el programa Mesa Redonda, el directivo comentó que la ciencia cubana también le hace frente a la COVID-19 mediante el desarrollo de pruebas de diagnóstico para la detección de la COVID-19, basadas en la tecnología SUMA, en el Centro de Inmunoensayo.

“El Sistema Ultra Micro Analítico (SUMA) sería realmente una posibilidad para detectar a muchas personas”.

No obstante, estos tipos de test hay que validarlos, evaluar su sensibilidad, nivel de confiabilidad, para que tenga un alto nivel de confiabilidad, dijo.
Actualmente, Cuba trabaja en cuatro modelos de ensayo para lograr lo antes posible un diagnosticador del nuevo coronavirus, lo que le dará la país soberanía para hacer testaje y enfrentar una epidemia como esta.

“En el protocolo de los 25 productos que fabrica BioCubaFarma, una parte importante son los productos biofarmacéuticos. Toda la industria está en este combate. Existe un encadenamiento, con el fin de contribuir a contrarrestar la pandemia en Cuba y en todos los países que pidan apoyo”.

Al respecto, mencionó que el Interferón ha sido solicitado por múltiples naciones. “Tenemos una planta en China y otra en Cuba. Además, existen otras que fabrican otros medicamentos, que en caso de ser necesario podrían producir más Interferón”.

 

Crear una vacuna específca llevará una integración mayor de nuestra industria

En un segundo momento de la Mesa Redonda, el Dr. Vicente Vérez Bencomo, director General del Instituto Finlay de Vacunas, comentó que crear una vacuna contra la COVID-19 es un reto grande, que llevará una integración mayor de nuestra industria.
Cuba, como otros países, trabaja en la búsqueda de una vacuna específica.

“Nosotros tenemos 3 proyectos, pero consideramos que son proyectos intermedios para poder integrarnos. Es esencial entender el virus, porque este tiene muchos mecanismos de escape, y hasta que no entendamos esos mecanismos de escape el diseño de una vacuna será imposible”, precisó este especialista

Vérez comentó que, en ese sentido, el CIGB está trabajando en los antígenos específicos del virus, que servirán de plataforma a los proyectos del CIGB y a los de Finlay, mientras que su Instituto trabaja en el análisis de los trucos del virus.

“Uno de estos trucos más importantes es un mecanismo de acción viral que se descubrió para el SIDA en el año 2000. Ese año se descubrió que el virus utilizaba un mecanismo en el cual el virus secuestra a las células del sistema inmune y las pone a trabajar para multiplicarlo. Nosotros nos preguntamos: ¿no estaría también este virus utilizando ese mecanismo? ¿Cómo nosotros pudiéramos contrarrestarlo? Una vez que uno encuentra mecanismos para contraponer esos trucos del virus se puede encontrar una vía más rápida a las vacunas específicas”.

Respecto al desafío de una vacuna específica, aclaró que ninguna de las tecnologías que se están usando tiene otra vacuna prima que haya probado esas tecnologías, con lo cual se está validando una tecnología para hacer algo y además pensamos que pueda funcionar contra el coronavirus.

 

El aislamiento social es ahora mismo el mejor medicamento

Laboratorios desarrollan vacuna contra el coronavirus. Foto: Gaceta Médica.
Laboratorios desarrollan vacuna contra el coronavirus. Foto: Gaceta Médica.

Encontrar una vacuna específica es un gran reto. Aunque las medidas de contención nos protegen y evitamos las muertes, mientras el virus esté circulando hay gran parte de la población expuesta, y por eso la necesidad de estas vacunas, aunque sean a largo plazo”, aseguró el Dr. Gerardo E. Guillén, director de Investigaciones del CGIB.
Agregó que la elaboración de una vacuna específica demora habitualmente entre 15 y 20 años, aunque los científicos más serios del mundo se han arriesgado con la COVID-19 y hablan de un año o año y medio, en régimen acelerado de desarrollo.

“Esto es difícil de asegurar. Primero hay que obtener secuencias virales que tienen la información para las síntesis de las proteínas y luego hay que expresar esos antígenos en diferentes hospederos”.

El científico subrayó que en Cuba se cuenta con varias estrategias de desarrollo.
“Trabajamos con grupos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y también con los del Centro de Ingeniería Molecular, para producir antígenos en sistemas de hospederos de uso biotecnológico. Después habrá que desarrollar procesos de purificación y controles de calidad, para estas posibles vacunas.
“Falta tiempo para esto. Necesitamos incluso colaboración internacional, porque es difícil que una institución pueda llevarlo todo. Junto a colegas chinos hemos realizado pruebas en animales como hurones y monos”, comentó.
Justo al final de la Mesa Redonda, el presidente de BioCubaFarma destacó el enorme esfuerzo de la comunidad científica cubana, el MINSAP, la Academia de Ciencias de Cuba y de empresas nacionales, que buscan soluciones contra esta pandemia.
No obstante, recalcó que nada sustituye la necesidad del aislamiento social.
“El pueblo cubano es inteligente, disciplinado. Trabajando de conjunto podremos salir lo más pronto posible de esta situación y seguir pensando en nuestras proyecciones de desarrollo, para lograr un país próspero y sostenible”.

Puede ver el video :

(Tomado de Cubadebate)

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