“Ponga ahí que entre mi gente no hay miedo”, insistió el doctor Santiago Badía González, secretario general del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Salud (SNTS). La frase podría no ser literalmente cierta, sobre todo si tomamos en cuenta que cada uno de los médicos, enfermeros, técnicos, asistentes, pantristas, auxiliares de limpieza… que él representa podrían estar más cerca del peligro al contagio con la COVID-19 que el resto de la población, y con ellos, sus familias. No obstante, los servicios de salud de país no han parado, más bien se han reforzado.
El heroísmo en el sector es cotidiano, aseguró Badía a Trabajadores. Explicó que, además de los hospitales militares implicados en la lucha contra la COVID-19 y el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), hay personal de salud movilizado en los centros de aislamiento, en las comunidades que están en cuarentena, en los puertos y aeropuertos, así como en los puntos habituales que garantizan la atención medica en Cuba.
“No podemos olvidar al personal de los laboratorios, sean de diagnóstico o de investigaciones, entre estos últimos resaltan los que andan tras la vacuna contra el virus SARS-CoV- 2 y en la fabricación de medicamentos eficaces contra la pandemia”.
En las últimas semanas han salido hacia distintos puntos del planeta varias Brigadas Henry Reeve. ¿Cómo se ha reorganizado el sistema de salud en Cuba para no afectar su funcionamiento por la falta de personal?
Cuba cuenta con más de 95 mil médicos, dos por consultorio. Con tal cifra es posible brindar servicios a otros pueblos y garantizar la atención que requiere el nuestro.
El personal que labora en el país, tomando en cuenta los principios de accesibilidad y gratuidad del sistema cubano de salud, es suficiente para la atención médica en los tres niveles: primario, secundario y terciario, este último vinculado a institutos especializados. A la par, organiza la dispensarizacion y pesquisa activa desde los equipos básicos de salud, así como la atención multifactorial en las comunidades. Todo ello permite conocer los grupos de riesgo y atajar las vulnerabilidades de cada territorio.
Vale recordar que las Facultades de Ciencias Médicas, como parte de sus programas de formación integral a los futuros profesionales, se han sumado al pesquisaje diario.
¿Cómo se selecciona el personal que integra la Brigada Henry Reeve y qué preparación reciben?
Al igual que las misiones de colaboración médica en el exterior, la Brigada Henry Reeve se rige por el principio de la voluntariedad. Desde el 2014 fue emitida la Resolución 279 (Procedimiento para la formación de recursos humanos que brindan servicios médicos), del Ministerio de Salud Pública, que regula las normas generales para este tipo de labor.
Ese documento establece que el primer paso es que los interesados expresen su disposición a cumplir misión internacionalista. Los jefes de servicios evalúan y conforman una candidatura que se lleva a la asamblea de afiliados donde se escucha la opinión del colectivo de trabajadores. Luego se consulta a las organizaciones políticas y profesionales de los centros, se valoran las posibilidades reales de cada persona y la labor que desempeña en el sistema de salud. Con los seleccionados se conforma una cantera que inicia su preparación para casos de desastres y epidemias.
Cuando un gobierno extranjero solicita la presencia de la Brigada, se selecciona el personal de acuerdo a la contingencia y se le ajusta el entrenamiento. En el caso específico de la COVID-19 recibieron conferencias teóricas y clases prácticas de especialistas del IPK. Entre los temas se destaca el tratamiento a la enfermedad y cómo protegerse del contagio.
Las brigadas que hemos despedido por estos días están bien preparadas. Muchos de sus integrantes tienen experiencia, algunos estuvieron en las Brigadas que enfrentaron al ébola en África en el 2018. Llevan medios propios de protección, pero los países que los reciben deben garantizar lo necesario para su seguridad y el funcionamiento de los hospitales integrales de campaña donde laboran. Eso es parte del contrato que firman las autoridades de Cuba y de la nación receptora.
¿Qué pago reciben por esta labor?
Cada uno de los miembros de la Brigada Henry Reeve continúa recibiendo el salario por su centro laboral, que además tiene el compromiso de reservarle la plaza que ocupaba antes de salir de misión. El brigadista puede designar a un familiar para el pago, total o parcial, o reservarlo hasta su regreso. Los Gobiernos de los países que los solicitan entregan además un estipendio destinado a suplir gastos de alimentación.
Sabemos de ciertas acusaciones que nos hace el Gobierno de Estados Unidos y sus lacayos, de supuesta esclavitud y trata de personas. El internacionalismo y la solidaridad nos corren por las venas, son un legado del doctor Ernesto Che Guevara, del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y del propio Henry Reeve, entre otros muchos héroes.
Por estos días he recibido varias llamadas, incluso de cuadros del sindicato, en las que me dicen “estoy dispuesto, cuenta conmigo”. Algunos reclaman por no haber sido seleccionados. Sin duda es un enorme honor pertenecer a la Brigada Henry Reeve, sus integrantes están en la primera línea de la lucha contra la pandemia, pero como hemos explicado, la batalla contra la COVID-19 es una misión riesgosa en todas partes. Acá también estamos en zafarrancho de combate, por eso mi gente del Sindicato, a todos los niveles, está hoy integrada a la asistencia médica y a disposición de los Consejos de Defensa territoriales.