Aunque desde diciembre pasado el gobierno de EE.UU. eliminó el acceso de las líneas regulares estadounidenses a ciudades del interior de la isla, este 10 de marzo le tocó el turno a la modalidad chárter. Se esperaba, pero aún así se sabía que haría más daño que bien.
La medida afecta a todos, así como al Aeropuerto internacional Ignacio Agramonte de la ciudad de Camagüey, el cual recibía, como promedio mensual, 11 mil pasajeros procedentes del estado americano. Eso, por ahora, no volverá a ocurrir.
Según explicó a Prensa Latina, Silvia Ferrer, jefa de la Unidad Aeroportuaria, esta prohibición entorpece los lazos familiares y el normal flujo de pasajeros entre ambas naciones. “Solo Jet Blue y America Airlines dejarán de entrar unos 58 vuelos cada mes en especial en la primera etapa del año”, explicó.
También se afectarán las operaciones comerciales y otros servicios, pero como apuntó la dirigente “pretendemos seguir con parámetros de eficiencia a pesar de la reducción de gastos”.
Desde la discusión y presentación del plan y presupuesto los trabajadores de la entidad sabían el daño que esta medida le inquiría al plan económico. Por eso “nuestro colectivo está enfrascado en un plan de acciones que nos mantenga operando con líneas como Sunrise (Haití), Diva (México), Nordwind (Rusia), y South African Airways”, precisó Ferrer.
[note note_color=»#f0f9f3″ radius=»2″]Puede leer también: Trump contra Cuba (Línea del Tiempo)[/note]Y es que innovar sobre la marcha, responder siempre de manera efectiva ante cualquier situación es algo que caracteriza al pueblo cubano.
El turismo es otro de los daños colaterales que acarrea esta medida y más en una ciudad como Camagüey que en el último quinquenio busca posicionarse como una plaza fuerte para el turismo de ciudad, potenciando la presencia de foráneos de diversos lares del orbe y de la propia isla.
Fue así que la temporada alta o de invierno en la tierra agramontina mostró incremento de un 25 % en el arribo de clientes hasta el mes de febrero, en comparación con similar etapa del año anterior. El mercado ruso, seguido por el canadiense junto al nacional constituyen el soporte de la industria sin humo. Estas cifras son resultado del esfuerzo de todos los trabajadores del sector, quienes quieren continuar siendo grandes aportadores de divisas a la economía a pesar de los pesares.