La especulación y el lucro con bienes escasos son tan viejos como las relaciones mercantiles. En nuestra economía, siempre bajo presiones externas extremas y problemas internos, es una práctica tan antigua como rechazada por la mayoría de las personas.
Sin embargo, resulta difícil enfrentar la reventa de productos con medidas administrativas o punitivas, y más complejo aún es convertir el repudio que genera en acciones concretas de la ciudadanía para frenarla.
Cuando algo nos hace falta en casa, de forma desesperada, hace falta. Y es difícil sustraerse a la tentación de comprar lo que nos revenden, solo porque comprendamos lo injusto del mecanismo que nos hace víctimas, y que, además, casi nos hace agradecer a nuestros propios victimarios.
Además, en tiempos de mayores escaseces, todavía es peor la consecuencia económica y ética de revender. Funciona como un círculo vicioso que tiende a agravar la situación de los desabastecimientos, y nuestro estado de indefensión como población necesitada.
De manera que no hay otra opción que enfrentar el fenómeno, con la manga al codo, por todas las vías posibles. Desde la exigencia y los controles, hasta el apelativo a la vergüenza y a negarnos a la complicidad desde nuestra posición de clientes.
Sé que es más fácil decirlo que hacerlo. Detrás de la reventa hay largos y complicados encadenamientos de individuos y numerosos eslabones que intervienen, pero es una batalla que vale la pena echar, aun a riesgo de que no la ganemos en toda su extensión.
Para empezar, podría tener alguna efectividad actuar contra las manifestaciones más evidentes y dolosas, en los productos más sensibles o críticos en cada momento.
Habría que revisar cualquier mecanismo administrativo o permiso que facilite la reventa bajo visos de licitud. Y quien debe tener ojos para ver, usarlos. Pues tampoco es que tales revendedores escondan mucho sus actos, que cometen a plena luz del día.
Desmontar hasta el fondo los mecanismos de la reventa quizás sea algo idílico, en las condiciones actuales, pero al menos no hay que ponérsela tan fácil a quienes lo practican con aparente total impunidad.
Conozco también a personas con necesidades materiales que resisten hasta los límites más extremos, antes de comprar a tales revendedores, para no sumar a la incomodidad de la carencia, el bochorno de su complicidad con tamaña injusticia. Es una forma válida de protesta, y de desestimular tan perniciosa práctica.
En fin, afrontar la reventa es un problema tan viejo como el mercado, y tan difícil como la distribución justa de recursos escasos. Hay que meterle ciencia y conciencia. Y no dejarnos vencer, aunque nos parezca casi imposible ganar. El primer paso, entonces, es no admitir que nadie lo justifique ni lo normalice. Revender no es ayudar. Al contrario, es dañarnos los unos a los otros.
Este es un tema polémico y agudo en nuestro país. Cuantos intentos para limitar las ventas y sin embargo se continua revendiendo productos que en muchos casos son de primera necesidad. Pero lo mas doloroso es que no pasa nada.
En mi ciudad son los mismos revendedores que de forma descarada y sin temor se encuentran en lugares públicos desafiando nuestras leyes y en ocasiones con posturas no acorde a nuestro sistema.
Que hacer ????? esta es la pregunta que todos nos hacemos , cuantas veces nuestra querida TALIA por el NTV ha hacho referencia ea este tema.
Creo que en los momentos actuales con el nuevo virus esta actitud agrava la situación porque incluso se elevan los precios.
CREO QUE PARA MOMENTOS DIFÍCILES SE DEBEN DE TOMAR MEDIDAS MAS ENÉRGICAS AL RESPECTO
Los revendedores se han convertido en un empleo, para que entiendan tal afirmación les enumero:
1- Son muchos en cada pueblo, más que dependientes estatales en los centros que venden artículos de primera necesidad.
2- Nadie los molesta.
3- No piden condiciones de trabajo, se mueven por sí solo no solicitan carros ni combustible, son ecológicos.
4- Tiene de todo para la venta, los establecimientos estatales NO.
5- Adecuado porte personal, y una cartera con un PACO de DINERO.
6- Todos están cebaos de gordo.
7- Todos tiene un tronco de cadena en el pescuezo (Cuello) y un guillo en la mano.
8- Toman cerveza de latica y de marca.
9- Almuerzan en Paladares.
10- Se trasladan en carros particulares alquilados.
11- Otras innumerables cosas.
Estimado periodista Francisco Rodríguez, tiene toda la razón, con los revendedores hay que acabar pero….
Hay otra clase, tipo, estirpe, modo, grupo, como quieran llamarlo, que también hace muchísimo daño y casi nadie, por no decir nadie, habla sobre ello y al final hacen lo mismo, REVENDER. Así bien grande porque no tiene otro nombre.
Sabe lo peor?
Tienen licencia.
Sabe que es peor?
Qué la cuestión no está en lo que dijo el lector Yoan Hernández en su comentario anterior, sino que va más allá y crea corrupción.
Lo reto para que, como dice el colega Taladrit, busque, lea, investigue y al final saque usted sus propias conclusiones.
No he visto, y leo bastante, ningún artículo sobre lo que le comentaré, puede que exista, pero yo no lo he leído.
Ya las cafeterías no elaboran nada, y cuando digo cafetería, me refiero a esas y cualquier timbiriche.
Cuando usted mira su oferta, casi todo lo compraron en una tienda, sea en cuc, cup, Parque Lenin, Zoológico, u otros lugares.
Eso que compraron ya está elaborado, o sea que pasa de una tarima a otra sin que medie otro proceso, y eso que yo sepa, se llama revender.
¿Donde están los refrescos cubanos de las tiendas y cafeterías del estado?
Lo tienen ellos, y ni hablar de las cervezas y maltas.
Como pueden, se lo pagan a los administradores y tenderos a sobre precio, y luego lo venden a uno mayor en sus establecimientos.
Fíjese que no he mencionado paladares. Eso lleva otra mención aparte y no es motivo de mi denuncia actual, pero también es criticable.
Continuamos, ya los refrescos no salen de los almacenes de las tiendas y cafeterías del estado actuales. Van de ahí directo a los negocios particulares.
¿Desde cuando usted no ve un refresco, Malta o cerveza nacional en ono de los mencionados establecimientos estatales?
Hace rato que no, justo desde que los particulares la comenzaron a revender en sus establecimientos, pero «sorpresa» con la autorización del estado. Se convirtieron en revendedores legalizados.
Lo peor que piensan que con establecer un máximo de precios para esos productos que le mencioné, resolvieron el problema. No digo que no ha sido positivo, pero no devolvió los productos a las tiendas (entienda para los ciudadanos todos)
No podemos hecharle la culpa a los abastecimientos, porque eso es mentira, los productos llegan, como ya le dije, pero no salen de los almacenes.
Para no extenderme más. Aquí tiene tela pa rato, reventa y corrupción manifiesta.
Indague y si quiere ampliación contácteme. No tengo miedo, tengo mucho que ganar si se Dan cuenta de esto, pues podré tomarme un refresco tranquilamente, como lo hacía antes en cualquier establecimiento a 45 centavos.que eso ya no existe.
Pero recuerde, esto v más allá de refresco y maltas, hay también muchísimos otros productos.
Ya las cafeterías no elaboran casi nada, que no sea café.
Primero el estado que otorga licencia de tcp a quién revende productos industriales.Ningun tcp tiene industria ,de dónde salen las lámparas LED?. Revisen bien los términos de la licencia no dice reventa
Bruno, como dices en tu escrito: Eso que compraron ya está elaborado, o sea que pasa de una tarima a otra sin que medie otro proceso, y eso que yo sepa, se llama revender. Amigo Bruno si media otro proceso; OTRO PRECIO. Estoy muy de acuerdo con su comentario eso aquí y donde quiera que sea se llama revender.