El 24 de febrero de 1895 los cubanos se lanzaron a un nuevo período bélico, continuador de la gesta de los primeros libertadores. La nueva guerra, luego de lograda la independencia, abriría a la humanidad una república trabajadora, como proclamó el Manifiesto de Montecristi. En el documento redactado por José Martí, y suscrito por Máximo Gómez, quedó plasmada la proyección latinoamericanista y de evidente signo antimperialista de la guerra de Cuba.
Martí, líder indiscutible de aquella contienda, contó con el apoyo incondicional de la clase obrera, fundamentalmente los tabaqueros, que constituirían el sostén del patriotismo y un contribuyente firme y constante de las arcas del Partido Revolucionario Cubano, fundado por él como instrumento para lograr la unidad y la organización de la lid emancipadora dentro y fuera del país.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …