Caracas. – “Para nosotros es un apoyo invalorable el trabajo que están haciendo los muchachos. Esto era prácticamente un cementerio de equipos dañados y ellos, con su labor y su empeño, y a través de los docentes cubanos, están realizando una labor extraordinaria.”
Esas palabras de encomio las dijo Juan Carlos Marcano, médico familiar y director general del hospital doctor José Gregorio Hernández, de Catia en el Distrito Capital de Venezuela, ubicado en la parroquia Sucre, “considerada la más populosa de Latinoamérica”, observa y explica que este es un centro nacional, “porque atiende a pacientes de todos los rincones del país y en algunos casos de otras islas del Caribe que se acercan a buscar solución a sus problemas de salud”.
Los protagonistas de la resurrección elogiada por Marcano son 40 jóvenes venezolanos que en ese momento hacían sus prácticas correspondientes al curso de Técnico Básico Superior en Electromedicina, así como especialistas cubanos de esa rama, quienes comparten sus saberes y los guían en su preparación, sustentada en el principio pedagógico robinsoniano que defiende la propuesta de aprender haciendo, incluida en el Proyecto Integral de Cooperación Cuba-Venezuela de la Misión Médica.
Ellos son el relevo
Así, los colaboradores antillanos cumplen uno de los objetivos planteados por el invicto Comandante en Jefe Fidel Castro a estas acciones de complementariedad, que encomienda la preparación de los nacionales como relevo en las diferentes esferas.
Asegura el licenciado en Física Electrónica Rolando Santana Campos, jefe de Taller Nacional de Electromedicina, y profesor del curso, que en diciembre pasado esa modalidad graduó a 195 técnicos en nueve Estados, quienes rehabilitaron 730 medios de laboratorio, de esterilización, de soporte de vida e imagenología, en hospitales adscriptos al Ministerio del Poder Popular para la Salud.
Santana Campos agrega que otros nueve cubanos, en misión itinerante, fungieron de profesores y contribuyeron a estos resultados, que en sentido general unieron esfuerzos a los restantes 105 electromédicos que mantienen y reparan estos equipos en igual cantidad de instalaciones sanitarias en Venezuela, según establece el proyecto de colaboración.
Y confirma que en el transcurso del año 2019, los 195 estudiantes vinculados a esta especialidad y la fuerza técnica de la Isla antillana rehabilitaron más de cuatro mil 900 de estos componentes imprescindibles en la sostenibilidad de los servicios de salud, lo que significa un gran aporte al ahorro de recursos financieros en divisa.
De esta manera dan respuesta, oportuna y necesaria, al desafío de contrarrestar el impacto del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba y Venezuela que persigue con saña las gestiones para la adquisición de medios, piezas de repuesto y de otros insumos, lo cual afecta la disponibilidad técnica en los centros hospitalarios de las dos naciones.
¿El futuro?
El cubano Yander Luis Hernández Armas, ingeniero biomédico y asesor nacional del Proyecto de Electromedicina, confirma que durante 2019 prestaron especial atención al objetivo de fundar en Venezuela un Centro Nacional en esta materia que permita el monitoreo tecnológico en todo el país y el establecimiento de un taller móvil para dar solución rápida a los problemas.
“En ese propósito hemos avanzado bastante, dice, y este año vamos a abrir un curso de ampliación en equipos de soporte de vida y de imagenología para los ya graduados; llevar el curso básico a los 24 estados del país, y tenemos la meta de reparar tres mil equipos en los 105 hospitales atendidos por nuestros colaboradores.”
Seguir así, con la experiencia de casi seis décadas de enfrentamientos y victorias frente a la guerra económica del gobierno norteamericano contra Cuba, los electromédicos asumen los retos de su profesión y continúan brindando apoyo al hermano pueblo venezolano en la estoica resistencia frente a la prepotencia imperial.