Las modernas cosechadoras convierten casi en polvo el marabú, y los llamados trabajadores de la biomasa aseguran los volúmenes de esa materia prima para la arrancada de la primera bioeléctrica que se construye en Cuba, aledaña al central azucarero Ciro Redondo, en el centro de la provincia de Ciego de Ávila.
“Se le está acabando la fama al rey de la manigua”, comenta Arley Gutiérrez. «Más bravos que él somos nosotros», afirma Irenaldo Lebroc. Ambos sobresalen entre los operadores de la maquinaria.
«Estamos a punto de poner en marcha una novedosa fuente renovable de energía», subraya Avilio Hernández Díaz, ingeniero mecánico de 28 años de edad, quien será el que deberá convertirse en operador del panel de control de la caldera de vapor número 1, la cual iniciará las operaciones de sincronización al Sistema Electroenergético Nacional.
Los y las más valientes
Más valientes fueron las terceras máquinas que irrumpieron en la manigua. Otras similares no soportaron el rigor en las pruebas de campo. Testigo de los experimentos fue Armando Urquiola Martín, gerente comercial y de logística de la empresa mixta Biopower S.A.
“El gran reto era buscar una máquina que cortara el marabú y facilitara el acceso de los tractores al terreno, por lo que durante cinco años se realizaron pruebas aquí hasta que llegaron las cortadoras alemanas BMH 480, las cuales también dejan tocones.
«Para eliminarlos adquirimos el equipo RT 400 que chapea, al cual se le adapta el implemento RF 1000, un rotobator capaz de demoler los tocones y las raíces del marabú, así se le facilita la tierra casi lista para la siembra a unidades de producción de alimentos».
Con todos los hierros se reafirma el biocombustible. Además, los estudios de factibilidad de la inversión conciben el uso del bagazo de la caña de azúcar, pero su máxima disponibilidad tiene lugar en períodos de zafra no mayor de 150 días, debido a menos volúmenes molibles de la gramínea, principalmente por incumplimiento de los programas de siembra en los últimos años.
Ante la disyuntiva están a la ofensiva los hombres del pelotón mecanizado. Orlando Suárez Pino, jefe de la tropa y gerente de operaciones de Biopower, informó que tienen suficiente biomasa de marabú para asegurar el funcionamiento de la nueva planta.
«Contamos con 11 cosechadoras, 24 tractores, 6 tráileres y 4 RT 400, técnica indispensable para el escenario que tenemos hoy, cuyo parque de equipos seguirá creciendo, con vistas al traslado de la biomasa forestal desde lugares distantes, en el momento que se requiera», argumentó Suárez Pino.
Subrayó que la técnica es conducida por hombres con experiencia como operadores de equipos pesados, quienes reciben una atención integral, sobre todo, el reforzamiento alimentario, la estimulación moral y material, y un salario acorde con su rendimiento laboral.
Biopower por una energía amiga
La moderna planta debía haber iniciado operaciones comerciales entre octubre y noviembre del 2019. Uno de los causantes del atraso fue el huracán Irma, en septiembre del 2017. Seis meses después comenzó la construcción. Ahora se trabaja en una llamada ruta crítica para poner en marcha la instalación con una de las dos calderas, para buscar ingresos e ir amortizando la inversión.
En tal empeño laboran unos 325 especialistas, maestros de obra y otro personal de la República Popular China, por ser el Instituto de Mecánica y Eléctrica de Shanghái ejecutor del contrato de ingeniería, procura, construcción y arranque de la bioeléctrica, donde accionan también más de 200 cubanos en tareas constructivas y 40 empleados en calidad de ingenieros eléctricos, mecánicos, para controles automáticos y otras especialidades.
La inversión sobrepasa el 80 % de ejecución, según precisó la Máster en Ciencias, Carmen Taboada Hernández, vicepresidenta de Biopower, entidad mixta que tiene como accionistas a la empresa británica Energy y Zerus.
Argumentó la ingeniera que se realiza la puesta en marcha de los equipos de la nueva subestación de 110 kilovoltios para la interconexión con el Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
«Nuestra contribución consistirá en el suministro de energía térmica y eléctrica al central Ciro Redondo para su proceso productivo, de cuya fábrica de azúcar recibiremos el bagazo y el agua condensada», ejemplificó Carmen Taboada, y añadió: “En temporadas azucareras será de 30 megawatt nuestro aporte al SEN, de los 60 de capacidad total, y de 50 megawatt en el tiempo fuera de la zafra».
«La bioeléctrica generará 60 megavatios de electricidad, el 50 por ciento del consumo energético de la provincia avileña», señaló.
De manera que la sostenibilidad de la generación de esa energía limpia no solo necesitará de mil 200 o más toneladas diarias de biomasa de marabú, y de 2 mil 100 de bagazo durante las contiendas azucareras.
El futuro de la primera bioeléctrica que se pondrá en funcionamiento en Cuba dependerá de que se trabaje también de sol a sol para «energizar» con alta potencia el fomento de los bosques energéticos.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.