Una Harley-Davidson colgada en la pared deviene excusa perfecta para descubrir un rincón vintage habanero: Chacón 162. Desde hace tres años esta casa colonial transformada en restaurante es el punto de encuentro de amantes de las motocicletas, la buena música y de una propuesta gastrónomica dinámica e innovadora.
En la barra, girasoles y rones criollizan a Marylin Monroe e invitan a degustar, además del clásico whisky, una coctelería muy a tono con el concepto del establecimiento. Muy interesante resulta, a este respecto, el acápite Cócteles Chacón: Davidson V Rod, Havana Harley, Michelada Street Bob y Bloody Mary V Twin constituyen mezclas propias del local ornamentadas con elementos típicos de las motocicletas a las que hacen referencia.
Una decoración sui generis sorprende al comensal con mesas de estilos diversos. Las que se ubican al interior del local fueron elaboradas a partir de antiguas máquinas de coser Singer, mientras que las que se emplazan hacia el exterior, en la calle que da nombre al restaurante, emulan el estilo pop art de los años 50 del pasado siglo. Camisetas colgadas en las paredes y donadas por clientes, botellas de refrescos como búcaros y jarras recicladas para servir jugos, consolidan un sello íntimo y diferente.
“Generalmente la gente tiene el menú, el diseño y los platos de la vieja escuela: con el plato grande, con la calabaza ´pará´”; –acota José Argilés, administrador del lugar–. “Aquí lo hacemos todo con una onda informal. Tiramos un pedazo de cachucha por aquí, con perejil por allá, entonces lo que hacemos es que le damos color a los platos y las mesas…cuando vas a servir un pollo grillé en una vasija blanca, no es lo mismo si le echamos una cebollita morada, le ponemos cachucha, un pedazo de maíz, de zanahoria, le ponemos lechuga, perejil por arriba y esas cosas le dan colorido al plato”, asevera. Esta es la fórmula creativa de Argilés para hacer su propuesta menos aburrida, sin abandonar nuestras raíces culinarias. Carnes, mariscos, arroces, entrantes, ensaladas, sopas y cremas, pastas y postres, componen la carta de alimentos que reflejan el gusto del creador del sitio y cuyos precios oscilan entre los 2.00 y los 15.00 CUC. ¿El servicio? Rápido, casual y cercano.
“Si un cliente pide un plato que no tenemos y está a nuestro alcance realizarlo, lo elaboramos en el momento. Aquí tenemos comida típica cubana, pero ese menú lo mezclamos con esa fusión vintage, un poco desordenada que tenemos”, explica uno de los artífices de este sitio.
Desde el tradicional picadillo a la habanera hasta el internacional risotto están disponibles. No obstante, el Jefe de Cocina, Julio César García, no posee autonomía suficiente para desplegar todo su conocimiento y creatividad; ya que que la carta es diseñada de forma empírica por el administrador. De acuerdo a las tendencias modernas, sería conveniente incorporar a esta la información nutricional de los platos, así como los componentes alérgenos.
De las ofertas, se recomiendan las croquetas de pargo: se antojan crocantes, con un exquisito picor que empasta agradablemente con la salsa de mayonesa y perejil que las acompaña. ¡Y los jugos de frutas naturales son un verdadero deleite al paladar!….sin azúcares, espesos, abundantes, atractivos visualmente y servidos en vasijas recicladas.
Chacón 162 sobresale, asimismo, por su estrecha vinculación con el entorno social que lo circunda. Bajo la máxima de devolver a la comunidad lo que esta le aporta, el establecimiento ha apoyado a los vecinos en la decoración de la cuadra en la que se ubica. Igualmente, durante el tornado del pasado enero sus directivos realizaron donaciones de comida a los damnificados del municipio Regla.
Sin dudas, es un rincón que se reinventa para superar a la competencia y fidelizar a sus clientes, por lo que en las noches sabatinas suelen maridar saxofón, tragos y buenos platos. De la mano de Julito Padrón y Jorge Reyes, el jazz se apropia de una callejuela capitalina y genera una atmósfera que atrapa a amigos y enamora a cómplices.
Chacón 162 es, por tanto, ese espacio en que no solo se reúnen los integrantes del Club de Harlistas de Cuba, quienes reivindican ese movimiento en La Habana, sino un sitio auténtico que da vida a un callejón gastronómico y acerca al visitante foráneo “sin platos grandes ni calabazas ´parás”.
Con la colaboración de: Yairon de Armas, Ania Despaigne Grau, Beatriz Serrano y Yoelbis Martínez.
Me gustó mucho un servicio excelente rápido y un ambiente único hay que visitarlo.
Superrrrr!!! Y los mojitos son lo más!!!!!!
Me gusta mucho. Servicio rápido y de calidad. Ambiente agradable. Bien por ese colectivo que tanto se esfuerza por brindar lo mejor. Felicidades.