La Paz. — La presencia del expresidente Evo Morales en Buenos Aires, aunque a miles de kilómetros de aquí, motiva creciente nerviosismo en el gobierno golpista de Bolivia, que pretende silenciarlo y hasta amenaza con encarcelarlo si vuelve, informó este domingo PL.
Tras declaraciones arrogantes y burlas y pese a una campaña mediática de demolición de la imagen de Morales, la inquietud en el llamado gobierno provisorio tiende a convertirse en nerviosismo a partir de la decisión del líder indígena de trasladar su exilio de México a Buenos Aires.
La coincidente nominación del gobernante obligado a renunciar por una ola de violencia y por presiones militares, como jefe de la campaña electoral de su partido, Movimiento al Socialismo (MAS), intensificó los nervios en el Palacio Quemado, sede de la presidencia.
Todavía con aires de ironía, el ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, señaló que el expresidente Evo Morales tendrá que liderar la campaña del MAS por “whatsappito” (vía Internet) pues debe guardar silencio en Argentina.
Y fue justamente mediante Whatsapp que Morales denunció los intentos del gobierno de privatizar la economía y privar al Estado del manejo del patrimonio nacional, recuperado por el gobierno del MAS, política clave para el exitoso desempeño de la economía boliviana desde el inicio del gobierno del MAS, en 2006.
La misma vía usó el exmandatario para denunciar la ola represiva desatada por el régimen de Áñez contra dirigentes sociales y políticos progresistas, entre otros mensajes de paz y concordia.
Con autosuficiencia, Murillo afirmó el viernes último que no le preocupa la posibilidad que Morales entre al país. “Todo el mundo puede circular mientras no tenga orden de aprehensión y mientras no tenga orden de aprehensión a Morales nadie lo puede molestar”, aunque dejó abierta la posibilidad de mandarlo detener si retorna.
La inquietud del régimen llegó aparentemente al ataque de nervios, al anunciar ayer la gobernante Áñez que “seguramente en los próximos días se va a emitir esa orden de aprehensión (contra el expresidente) porque nosotros ya hemos hecho las denuncias pertinentes”.
Aludió así a la denuncia a Morales, el exvicepresidente Álvaro García Linera, el exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana y otros exmiembros del gobierno y dirigentes del MAS, por “terrorismo y sedición”, cargos usados también contra las protestas sociales antigolpistas.
Añadió que Morales, si volviera, “tendrá que enfrentar a la justicia boliviana, porque se ha cometido sedición, terrorismo” y señaló, como si fuera un delito, que dirigentes y autoridades del MAS han viajado a Argentina
El nerviosismo del régimen parece, según analistas locales, motivado también por las escandalosas revelaciones y líos internos por ambiciones materiales que confirman la falta de cohesión del bloque formado sin más elementos de unidad que el afán de desestabilizar a Morales y hoy afectado por pugnas.
Tal situación se hizo evidente con la escandalosa revelación de que los tratos para un frente electoral entre el expresidente del Comité Cívico del oriental departamento (provincia) de Santa Cruz, Luis Camacho, y el titular del comité del sureño de Potosí, era en realidad una discusión por dinero y posiciones de poder con fines corruptos que terminó en ruptura.
Muchos en Bolivia señalan que ese cuadro de situación abre la posibilidad de una nueva victoria del MAS, puede llevar a Áñez y los demás golpistas a postergar indefinidamente los comicios, una vez que en enero próximo termine el mandato del parlamento, donde el MAS tiene mayoría aplastante.