Este 14 de diciembre la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) cumple 15 años.
Durante la etapa impulsó proyectos de profundo compromiso social, muchos de los cuales se han visto afectados por el retorno de Gobiernos neoliberales a algunas naciones de Latinoamérica y por la más brutal oleada de sanciones contra los Gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia, impulsadas por Estados Unidos y la burguesía regional.
El ALBA-TCP nació con el propósito de acunar, inspirar y propiciar una plataforma viable de integración para los países de América Latina y el Caribe donde el acento principal estuviera en la solidaridad, la complementariedad, la justicia y la cooperación. Es, además, una alianza política, económica y social que defiende la independencia, la autodeterminación y la identidad de los pueblos.
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La región padece de una deuda histórica con sus pueblos, que atomizados por la colonización española primero y por el capitalismo salvaje y extractivo después, aún aguarda por un proyecto capaz de potenciar sus riquezas, fortalezas y capacidades en un entorno de transformaciones estructurales y sistémicas que permitan alcanzar un desarrollo integral.
Tras 15 años de aquel fecundo amanecer, la realidad podría resultar hostil a esos intereses que animan al Alba-TCP. Dos de los líderes más carismáticos y convencidos de que la integración es la única forma de enfrentar al capital globalizador y neoliberal —Rafael Correa y Evo Morales— han sido víctimas del giro de 180 grados que ha operado en los Gobiernos que les han sucedido en el poder —Lenín Moreno y Jeanine Áñez— al punto de que ambas naciones, Ecuador y Bolivia, han solicitado la salida de la Alianza.
No obstante, en la reciente reunión extraordinaria del Consejo Político del Alba-TCP, la cual tuvo lugar en Managua, Nicaragua, los países miembros ratificaron su compromiso con los principios del Derecho Internacional y los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz aprobada en el 2014 en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y se declararon “en sesión permanente de consulta, con todos los gobiernos del mundo para evaluar acciones conjuntas que permitan acompañar al pueblo boliviano en el restablecimiento de la legalidad y la restitución del presidente boliviano, hermano Evo Morales Ayma”.
Los padres fundadores del ALBA-TCP, los comandantes Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Frías, estaban convencidos de que la verdadera fuerza de la institución radicaba en la necesidad de la integración para responder a las apetencias extranjeras y en el anhelo de unidad de los pueblos de la región. Ambos elementos permanecen intactos y ello garantiza la vitalidad del organismo.
Tal como afirmó el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega: “Los países del Alba somos pequeños en tamaño, pero grandes en dignidad. Desde que llegaron los conquistadores hemos peleado por nuestra autodeterminación, peleado contra el monstruo del expansionismo colonial”.