Amazonas. – Tan inmensos como el río Orinoco son los afluentes de amor que derivan del comportamiento ético y bienhechor de la brigada médica cubana en este Estado de la República Bolivariana de Venezuela, donde unen esfuerzos con colegas nacionales, por ellos formados, a favor de la salud de las personas más vulnerables de esta mística región.
Denominada tierra mágica, porque está enclavada en la mismísima amazonia venezolana, cuyo entorno es considerado como “uno de los espacios más exótico del planeta”, según reseñan cronistas y visitantes con criterios sustentados, entre otras particularidades, en la exuberancia de su flora y fauna, en la presencia de 333 comunidades indígenas en las que habitan 27 etnias con sus lenguas diversas, sus costumbres originarias y la asimilación de elementos de la modernidad como proceso natural de aculturación.
Y emociona el cruce del río Orinoco desde Puerto Páez hasta tierra firme rumbo a Puerto Ayacucho, en una travesía que ronda la hora y 20 minutos, en lanchas, chalanas o en el imponente “burro”, así denominan a la embarcación que carga todo cuanto requiere la cotidianidad en la capital; y en los restantes seis municipios selváticos que integran el Estado.
Y conmueven la sencillez y modestia, con las cuales misioneros cubanos allí relatan su desempeño, porque hacen visibles el altruismo, la voluntad y el compromiso de seguir acompañando a la gente más necesitada de estos servicios, a quienes el capitalismo les negó –y le niega todavía en otros países de la región y el mundo- el acceso a este derecho humano.
Al interior del Amazonas
En el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Gilberto Rodríguez Ochoa hay un oasis, donde encuentran alivio a sus padecimientos “la población del municipio Atures, que acoge a la capital; y los pacientes de las zonas selváticas cuando las instituciones de esos sitios no tienen la solución a su alcance”, comenta la doctora Yanetsis Landrove Torres, coordinadora del centro.
La también especialista en Medicina General Integral cuenta que sus primeros cuatro meses en tierra bolivariana, ya ronda el año, trabajó y soñó en el municipio selvático Manapiare, en el cual habitan muchas comunidades indígenas de los pueblos piaroa, que son mayoría; puinave, yekuana, hoti, y eñepá; y a su bienestar dedicó conocimientos y entrega.
De esos días entre familias ancestrales, a las que la Revolución Bolivariana dignifica, a diferencia de otros gobiernos del continente, tiene gratos e impresionantes recuerdos, “la comunicación fluía sin contratiempos con la ayuda de vecinos y de algunos de sus representantes con dominio del español, pero enfrentamos casos que constituían verdaderos retos y son experiencias inolvidables”.
En su memoria y en la de los colegas que la acompañaron quedan estampadas para siempre la atención y solución satisfactorias de partos de mucha complejidad, “incluido uno gemelar, el primero que realizaba el equipo con escasos recursos, bajo la luz de linternas que suplían la falta de electricidad y del amor que vence cualquier obstáculo”, evoca Yanetsis.
La formación académica y profesional
Otro frente que recibe atención priorizada es la formación de médicos y especialistas nacionales que poco a poco van ocupando espacios en cumplimiento de las orientaciones del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien dio esa encomienda a los galenos cubanos cuando se iniciaron estas acciones de complementariedad fundadas en perfecta comunión con el también Comandante Hugo Chávez Fría.
La doctora Maylín Barrios Estévez, vicecoordinadora docente y asistencial en el Estado, habla de resultados, “actualmente hay ocho residentes en Medicina General Integral y 378 estudiantes cursan desde primero a sexto años, de los cuales 40 están a punto de graduarse y defienden trabajos de servicio comunitario y luego harán el examen de validación”.
Como un elemento que da garantías de continuidad a las prestaciones que reciben las poblaciones autóctonas de estas casi inaccesibles zonas Maylín pondera la realización del servicio social de los graduados y de residencias en diferentes especialidades como Pediatría, Ginecología y Medicina Interna, “porque sedimenta el compromiso profesional y humano con esas personas tan necesitadas de estos servicios”, remarca la joven galena.
Epílogo
Desde que los Comandantes Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Fría firmaron el Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, el 30 de octubre de 2000, a los más de 183 mil 500 kilómetros cuadrados de esta impresionante geografía los cubre un manto de amor tejido por profesionales que trabajan y sueñan en estos paradisiacos parajes y se entregan apasionadamente a sus labores en bienestar colectivo.
Y desde entonces, sus cerca de 149 mil 794 habitantes han estado muy bien acompañados para enfrentar múltiples enfermedades endémicas trasmisibles como el paludismo y el dengue, y otras de tipo parasitaria porque sus necesidades vitales se han hecho tangibles y reciben la atenciones merecidas.