Este 21 de noviembre el diario español El País publicó que la Audiencia Nacional de España inició una investigación sobre la presunta participación de espías rusos en la crisis territorial de Cataluña y citan a “una fuente judicial y dos policiales”. Solo le faltaría incorporar la amenazante consigna de “ahí vienen los rusos”.
Con la intención de hacer más creíble la historia el diario precisa que “el caso se centra en un supuesto grupo militar de élite, denominado Unidad 29155 subordinado a la Inteligencia de Rusia y las investigaciones estarían relacionadas con el proceso independentista catalán”.
Incluso señalan como culpable a un agente llamado Denís Serguéyev en supuestas actividades relacionadas con el secesionismo catalán .
Y toman como verdades absolutas lo planteado en la investigación periodística conocida como Bellingcat, que relaciona al agente como uno de los acusados “de envenenar en el Reino Unido al ex agente Serguéi Skripal y su hija Yulia
Relacionan otras actividades de quien pudiera calificarse como un superagente, pues tuvo que ver con el intento de asesinar a un traficante de armas búlgaro, la desestabilización política en Moldavia y un fracasado golpe de Estado en Montenegro.
Origen de la fantasía
Lo señalado anteriormente dice la publicación rusa Sputnik, “reproduce los puntos principales de un artículo publicado por The New York Times a principios de octubre del presente año”-
España entonces se convertiría, si se confirma la acción de la Justicia de esa nación, en la quinta nación que acepta como ciertas las afirmaciones del periódico estadounidense.
Según los medios de comunicación rusos la unidad militar rusa citada existe, dan su ubicación y precisan que en ella se imparte cursos a cadetes, pero todos coinciden en que las “operaciones políticas no tienen nada que ver con ese centro”.
Lo interesante es la afirmación del diario español en cuanto a que España renuncia a cooperar con Rusia en la lucha contra la desinformación, lo que obligó sl embajador ruso en Madrid, Yuri Korchaguin, a afirmar que tal situación “podría motivar consultas bilaterales entre ambas naciones”.
Hay que recordar que dos años antes no solo El País, sino la prensa española en general ya tocaba el tema de “misteriosos jackers rusos en la crisis catalana, lo que llevó al canciller Serguéi Lavrov proponer al entonces canciller ibérico a “crear un grupo de trabajo para combatir las ciberamenazas y la manipulación informativa”.
El 21 de noviembre el diario calificó “la oferta rusa como envenenada, mientras que Borrel calificó de pura patraña y fruto de calenturienta imaginación las especulaciones del rotativo.
Historias para crédulos
El embajador Korchaguin recordó que fue precisamente El País quien empezó a publicar «falsas noticias sobre la presunta injerencia rusa en el ‘procés’. El embajador no ocultó su indignación. Sí me sorprende, dijo, que un periódico de renombre se deje guiar por esas fuerzas y de hecho coopere con ellas, ofreciendo sus páginas para todo tipo de especulaciones”.
Y recordó la declaración de su país dada a conocer dos años antes, donde se precisa “el Ministerio de Exteriores de la Federación de Rusia, partiendo de los principios básicos del derecho internacional, considera que los sucesos en Cataluña son asuntos internos de España. Esperamos que la situación sea solucionada a través del diálogo, en el marco estricto de los intereses de una España unida y próspera, con el respeto de las garantías de los derechos y las libertades de los ciudadanos de este país».
Sin que se lo propusiera un usuario de Twitte compiló recientemente una lista de más de 40 historias increíbles sobre la ‘Mano del Kremlin’, consideradas como ‘bombas’ reveladoras al momento de ser lanzadas, pero que tuvieron un triste final: debieron ser retiradas o rectificadas por el mismo medio que las publicó, y en otros casos, desmentidas. por otros medios y calificada como «falsas».
De la mentira a la paranoia
Otro comentario de Sputnik destaca que “la fijación de ciertos medios de comunicación europeos por Rusia empieza a ser enfermiza e incluso paranoide. El último ejemplo de esta preocupante tendencia es la del diario El País. Durante los últimos cuatro años muestra obsesión por los temas rusos desde un prisma únicamente negativo.
El embajador ruso pronosticó nuevas publicaciones con un contenido similar, «tras lo cual aparecerán ciudadanos preocupados, o alguien más, que preguntarán al Gobierno por qué mantiene silencio».
Un colega ruso luego de analizar estas y otras situaciones que conforman una campaña bien orquestada contra la Federación Rusa concluye “ que se ha comprobado y certificado que las noticias falsas sirvieron como instrumento de la rusofobia para promover desde el famoso ‘Russiagate’, hasta la omnipresente ‘injerencia rusa’, la mano del Kremlin’, o ‘La huella rusa’,
Los mayores siempre han dicho que las mentiras “tienen patas cortas” y a pesar de los avances tecnológicos que permiten encubrir como verdades las mentiras menos creíbles, la verdad siempre se abrirá paso.