Las desventuras políticas, económicas, sociales y sistémicas de la gestión de Gobierno neoliberal del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, continúan acumulándose en medio de una crisis de incredibilidad ciudadana, incertidumbre y manifestaciones de protestas de las etnias indígenas y demás empobrecidos sectores de la nación.
Entre los más sonados reveses sufridos por el actual mandatario en las últimas semanas, se inscribe ahora el mayoritario rechazo y archivo por parte de la Asamblea de Ecuador de la Ley Orgánica para la Transparencia Fiscal, Optimización del Gasto Tributario, Fomento a la Creación de Empleo, Afianzamiento de los Sistemas Monetario y Financiero y Manejo Responsable de las Finanzas Públicas, conocida con el nombre de Ley de Crecimiento Económico, enviada por el presidente al órgano legislativo el pasado 18 de octubre.
Proyecto que intensificaría las medidas de choque tributarias santificadas por el Fondo Monetario Internacional, con una nefasta injerencia financiera en Ecuador, a cuya deuda externa ascendente a 59 mil millones de dólares une ahora una nueva por 2 mil millones de dólares en bonos en los mercados internacionales, según el reciente anuncio del Ministerio de Finanzas.
En opinión de la bancada opositora de la Revolución Ciudadana, iniciada por el anterior presidente Rafael Correa, la Ley pretendía eliminar el Anticipo de impuesto a la Renta, que solo favorecería a los más ricos y a los empresarios y bancos nacionales.
No obstante el fracaso en hacer avanzar ese plan, urdido a espaldas de los intereses de la población, M“Me reafirmaré, en que los que más tienen, más paguen”, enviará un “nuevo proyecto de urgencia económica”, enfocado en temas tributarios, que recogerá los consensos; añadiendo con inusitado optimismo:
Como la prepotencia y terquedad son rasgos característicos de las acciones gubernamentales, el jefe de Estado no tuvo en cuenta que apenas hace un mes se vio obligado a derogar la impopular Decreto tributario y eliminación de subsidios no. 883 por las masiva rebelión indígena que convulsionó a Quito, Guayaquil y a gran parte de la nación.
El anticipado plan de reformas económicas arancelarias anunciados ahora por el mandatario corre el mismo riesgo de un nuevo rechazo parlamentario y de la población caldeando más el clima de tensiones persistentes por las severas críticas antigubernamentales.
Como colofón a tantos desaciertos Moreno acaba de rescindir los convenios suscritos con el Ministerio de Salud Pública de Cuba, que estuvieron vigentes durante 13 años y mediante los cuales miles de médicos cubanos y especialistas prestaron sus valiosos, abnegados y solidarios servicios al agradecido hermano pueblo ecuatoriano, que se verá ahora privado de ellos.
La medida casi mimética se corresponde con la hostilidad e instigamientos de los autores del Golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia, que determinó la decisión de Cuba de retornarlos a la patria.
Y no es ajena tampoco las infamias y calumnias vertidas por John Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos sobre nuestros profesionales de la salud en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Todo harina de un mismo costal.