La instalación se encontraba cercada desde hacía una semana por vecinos del lugar y campesinos de todas las provincias del departamento, quienes exigen la renuncia de la presidenta del gobierno de facto, Jeanine Añez.
‘Los militares han llegado disparando. No han venido en paz’, dijo una de las manifestantes.
El médico Aiver Huaranca contó que las fuerzas combinadas no respetaron ni su uniforme, porque en el momento en que brindaba los primeros auxilios a una de las víctimas, los efectivos también le dispararon.
Según la Defensoría del Pueblo, el saldo de la represión durante el operativo policial militar en Senkata ascendió a tres muertos y cerca de 30 heridos.
En el año 2003, durante la llamada Guerra del Gas, el ejército masacró a campesinos alteños y se produjo una revuelta popular que aceleró la caída y fuga del país del entonces presidente, Gonzalo Sánchez de Lozada, y de su ministro de defensa, Carlos Sánchez Berzaín.
Las manifestaciones en El Alto no se circunscriben a los alrededores de la planta de hidrocarburos, sino que se extienden también a barrios adyacentes, en los que prosiguen los bloqueos y las protestas de los pueblos originarios contra el golpe de Estado al gobierno de Evo Morales.
También continúan las movilizaciones en La Paz, sede de los poderes ejecutivo y legislativo, donde en la presente jornada miles de maestros rurales marcharon por el centro de la ciudad y se concentraron en la plaza San Francisco.
Los docentes, procedentes de varias provincias, llegaron hasta aquí para condenar el golpe de Estado del 10 de noviembre.
La céntrica Plaza Murillo se encuentra cercada por tanquetas del ejército, tal y como ocurría en épocas de las dictaduras militares, denunció en su cuenta de Twitter Evo Morales, quien se encuentra en México, donde recibió asilo político.
Tras lamentar la represión en Senkata, la presidenta del senado, Eva Copa, pidió a los militares replegarse a los cuarteles.