Cuando la derecha latinoamericana y Estados Unidos pretendían matar los mecanismos de integración construidos por gobiernos progresistas, nació en México el Grupo de Puebla, que acaba de realizar su segunda convocatoria en la capital de Argentina. Se trata de un foro político y académico integrado por personalidades políticas con el propósito de articular ideas, modelos productivos, programas de desarrollo y posturas de Estado desde el progresismo y la izquierda.
El 12 de julio del 2019 y durante tres días, más de 30 líderes políticos se reunieron en el Encuentro Latinoamericano Progresivamente en la ciudad de Puebla. Fue su primer encuentro anual y antesala del que tuvo lugar en Buenos Aires del 9 al 11 de noviembre.
El Grupo de Puebla tiene más de una treintena de miembros. Entre sus participantes se destacan ocho ex mandatarios: el colombiano Ernesto Samper; el español José Luis Rodríguez Zapatero; el ecuatoriano Rafael Correa; Leonel Fernández, de Dominicana, Fernando Lugo, Paraguay, Lula y Dilma Rousseff, Brasil; y se suma el depuesto presidente de Bolivia, Evo Morales.
También figuran cuatro ex candidatos a la presidencia: Fernando Haddad, ex ministro de Educación de Brasil; Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del Partido de la Revolución Democrática de México; Clara López Obregón, ex ministra de Trabajo de Colombia; y el chileno Marco Enríquez-Ominami. Forman el grupo, además, el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, el candidato presidencial del Frente Amplio en Uruguay, Daniel Martínez, y el ex vicepresidente boliviano, Álvaro Linera.
Precisamente Fernández, próximo mandatario argentino, fue el anfitrión del foro de Buenos Aires. El comunicado suscrito en la capital de Argentina celebra “la liberación del expresidente Lula, víctima de un burdo montaje judicial llevado adelante en complicidad con algunos medios de comunicación hegemónicos”.
Sobre Bolivia, el Grupo de Puebla observó que «las fuerzas de la oposición desencadenaron movilizaciones políticas acompañadas de actos de violencia, humillación de autoridades democráticamente elegidas, invasión, saqueo y quema de casas, secuestro y amenazas de familiares para llevar a cabo un golpe de Estado», que condenó.
El Grupo también se manifestó contra el asesinato de más de 600 líderes sociales en Colombia, reiteró su apoyo a los acuerdos de paz; condenó el bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU. a Cuba; alertó que en Chile hay una «violenta represión de la movilización social por parte de las fuerzas policiales” con violaciones a los derechos humanos y pidió al presidente Sebastián Piñera que reconociera el reclamo popular y reformase la Constitución.
Decidió enviar a Ecuador una delegación ante «la persecución política y judicial de los dirigentes de la oposición».
Los miembros del Grupo repudiaron cualquier intervención militar en Venezuela e instaron hoy al diálogo como única manera de lograr una solución pacífica en ese país y rechazaron las sanciones contra la patria de Bolívar.
Analizó la situación en Haití, donde protestas masivas desde hace más de dos meses muestran «un país destrozado económica, social y políticamente», reza el comunicado.
A contracorriente de quienes apuestan a dejar morir a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), los integrantes del foro apostaron por los espacios de integración en la región: «En la medida que tengamos la capacidad de articular el trabajo conjunto con estos mecanismos de integración subregional, podremos tener tres campos de intervención: buscar la inclusión social, generar valor agregado en el comercio, y construir ciudadanía», dijo al respecto el expresidente colombiano Ernesto Samper.
El Grupo de Puebla nace en medio de la compleja situación que vive Latinoamérica, y cuando México, con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y Argentina, en la antesala de iniciar el mandato de Alberto Fernández, comienzan a dibujar una política exterior independiente y de apoyo a las causas justas de los pueblos.