El Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, visiblemente emocionado, recibió la Distinción Hijo Ilustre de la provincia de Villa Clara durante la sesión de la Asamblea Provincial del Poder Popular, efectuada en la tarde de este sábado.
El reconocimiento le fue entregado de manos de Alberto López Díaz, presidente del gobierno del territorio, acompañado de Yudi Rodríguez Hernández, primera secretaria del Partido.
Se reconoció así al Ramiro moncadista, al joven que fue a prisión; luego al exilio, al expedicionario, al combatiente que decidió incorporarse a la Columna 8 que llevó el nombre de Ciro Redondo, al amigo artemiseño, al segundo al mando de la tropa del Che que participó en múltiples acciones combativas de la Campaña de Las Villas en las que fueron tomados ciudades, pueblos y comunidades de esa parte del país.
También a quien en 1997 custodió desde Bolivia hasta la ciudad de Santa Clara los restos del Che y sus compañeros de guerrilla, a quien ha mantenido un permanente vínculo con este territorio en el impulso de programas de amplia repercusión social.
Valdés Menéndez, en las palabras de agradecimiento, explicó que sólo recibía el reconocimiento a nombre de los compañeros que cayeron en el camino, los que no pueden estar presentes porque sus vidas fueron consagradas para llegar al día de hoy, en particular, a los jóvenes artemiseños que cayeron en el Moncada y al capitán Roberto Rodríguez, El Vaquerito, quien muere pocas horas antes del triunfo de enero de 1959.
Con vehemencia, consideró que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, doctrina martiana que su madre le inculcó y que luego Fidel reforzó en su ideario. Asimismo, recordó que le pidió al Comandante en Jefe incorporarse a la tropa que haría la invasión hacia Occidente.
Expresó que cuando se inició la marcha no podía imaginar cuán difícil sería el trayecto; no obstante, evocó que la llegada en octubre de 1958 a Las Villas fue como “un conmutador eléctrico que prendía luz”, palabras suyas que el Che se las hizo saber a Fidel.
“En Las Villas, la acogida fue fraterna, y la ayuda incondicional a la tropa por parte de la población nos convenció de que la victoria no estaba lejos; así, poco después, llegó el triunfo. Siento un profundo afecto por Villa Clara, cuando en 1997 trasladamos los restos del Che hasta el Memorial supimos que estábamos atados a esta provincia donde se encuentran nuestros compañeros caídos”, aseguró conmovido.
Al concluir, exhortó a continuar la lucha y a no ceder ni un tantito en la batalla para perpetuar la Revolución.