Humilde aprendiz de sastre
que olvidando la tijera
fuiste a salvar la bandera
de los grillos y el desastre.
A tu paso murió el lastre
que sembró la iniquidad
fue tu férrea voluntad
la valerosa vanguardia
tu verdad la retaguardia
tu meta la libertad.
Oscuro sombrero alón
un corazón y mil fuegos
se dieron en un Cienfuegos
para la Revolución.
Tu mirada: una misión
tu sonrisa tan leal
y tu barba patriarcal
son de un santo que hemos visto
estampa de Jesucristo
en la historia universal.
Es tu octubre, el Malecón
lo miro y quiero llorar
pero entonces veo cruzar
a un pequeñito varón.
De olivo va, su misión
lleva un humilde jazmín
escala el muro y al fin
besa su jazmín el mar
y ya no quiero llorar
solo mirar tu jardín.
Nancy Robinson Calvet