Según dijo en la Quinta Comisión de la Asamblea General la segunda secretaria de la misión cubana ante Naciones Unidas, Yaíma de Armas, se sabe perfectamente quién es el principal responsable de la situación financiera tan crítica que vive la ONU.
Esto es solo en el presupuesto ordinario, añadió, pues en las operaciones de mantenimiento de la paz su deuda asciende a un poco más de dos mil 122 millones de dólares, por encima del 50 por ciento de los adeudos totales de los Estados miembros en esa categoría presupuestaria.
«La ausencia de tales sumas tiene consecuencias muy reales, desde limitar la capacidad de la ONU para enfrentar eventos de gran trascendencia como el segmento de alto nivel de la Asamblea General, hasta proteger la vida de aquellos que prestan servicio en zonas de conflicto», resaltó la diplomática cubana.
Sin embargo, observó, el Gobierno norteamericano opta por entregar cifras millonarias a programas y actividades de carácter extrapresupuestario con el objetivo de controlar unilateralmente el destino de esos fondos, en vez de hacerlo a través del órgano de democracia universal que es la Asamblea.
«Adicionalmente, resultan vergonzosos los lamentos del gobierno estadounidense por los montos que deben pagar a la organización, cuando todos conocemos que pagan mucho menos de lo que debieran acorde a su capacidad de pago», arumentó.
Por demás, indicó la segunda secretaria, las empresas estadounidenses obtienen jugosas ganancias por los negocios que hacen con la ONU y por acoger a la sede en su territorio, lo cual estuvo valorado al cierre de 2018 en unos mil 640 millones de dólares anuales.
Cuba agradeció, además, el reconocimiento que recibieron por haber cumplido sus obligaciones financieras con Naciones Unidas.
Para cumplir con este deber, recordó, Cuba enfrenta los obstáculos y sacrificios que le impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos.
«Esta política obsoleta, aplicada por 57 años contra el pueblo cubano, y que hoy se recrudece, afecta, dificulta y en ocasiones llega a obstaculizar el pago de las cuotas de Cuba a Naciones Unidas y otros organismos internacionales», añadió.
Mientras el cerco norteamericano continúa, manifestó, el pueblo cubano opta por no cerrarse al mundo, destacó, y apuesta por el multilateralismo.
De Armas enfatizó que la isla hace todo lo posible por aportar su «grano de arena a las Naciones Unidas. Los Estados Miembros debemos aspirar a ser dignos de nuestra casa común, al menos intentando financiarla y no haciendo de ella un rehén».