Por: Dr. Mario Antonio Padilla Torres
Nunca imaginó el Che que el hombre nuevo que el caracterizó en su artículo «El socialismo y el hombre en Cuba»[1], se convertiría en su propia imagen y paradigma para todos los revolucionarios del mundo, primero por su sencillez y modestia, y segundo por el alcance de su pensamiento y acción revolucionaria, que nunca se lo propuso porque se consideraba un soldado más de la Revolución.
Vivió de forma directa antes de incorporarse al Granma, la verdadera historia de los trabajadores en América Latina, su peregrinar por nuestras tierras le posibilitó, observar de cerca la pobreza y las injusticias con obreros, campesinos y el despiadado comportamiento de la oligarquía burguesa en el poder.
Con la revolución triunfante la relación estrecha con las masas y en especial con los trabajadores hacen de la personalidad del Che un genuino dirigente que con su ejemplo avanza junto a ellos, no solo en su participación directa, también en la educación en sus puestos de trabajo, desde su posición como dirigente de la revolución y en la conformación de la teoría revolucionaria que practicó a pesar de sus responsabilidades institucionales.
Sus conocimientos del marxismo y leninismo, del pensamiento martiano y de la realidad histórica del campo socialista, le posibilitó lograr una articulación que lo condujo a presentar una posición ante la masa de trabajadores, propia y cubana.
En el corto tiempo que estuvo en disímiles cargos del Gobierno Revolucionario, supo desarrollar junto con los trabajadores de diferentes sectoressus concepciones relacionadas con:
- La crítica y la autocrítica en los procesos productivos a través de las asambleas de producción.
- La creación y desarrollo del trabajo voluntario en nuestra patria y su importancia para el desarrollo de la consciencia.
- La preocupación constante de la superación de los trabajadores, ya sea de los problemas económicos como de la elevación de la cultura general.
- La discusión colectivas y públicas de nuestros problemas donde el protagonista debe ser la clase obrera que con veracidad y espíritu crítico y autocritico, valoren los problemas, promuevan soluciones y sus respectivas administraciones coadyuven a mejorar la producción, estados de ánimo y la conciencia política de la masa de trabajadores.
- El desarrollo de un movimiento de racionalizadores e inventores que propicie darle solución a problemas perentorios del estado de la técnica.
- La relación estrecha entre sindicatos y trabajadores, las exigencias en la productividad, la defensa de los trabajadores y el mejoramiento de la democracia.
- El tratamiento del estímulo moral y material en equilibrio, como método educativo colectivo e individual.
Cada tarea que cumplió la desarrolló en su vinculación estrecha con la masa de trabajadores, tanto de la ciudad como del campo, supo aquilatar que ellos eran la base del socialismo, de la conciencia socialista y del avance de la Revolución, por eso en su permanente educación de los cuadros, puntualizó la necesidad de su ejemplo y el desarrollo de sus potencialidades junto a los trabajadores.
La participación directa en las asambleas de producción, el diálogo sencillo, amistoso, sus consejos y críticas constructivas en cada lugar donde llegaba, el optimismo que impregnaba, fueron características personales del Che que lo hacen hoy un paradigma para los trabajadores.
Hoy la Patria lo recuerda como el hombre común que se ganó el prestigio y el honor junto a la clase trabajadora, que es su ejemplo, y demostróque donde hay conciencia revolucionaria de las masas y de susdirigentes hay desarrollo espiritual y material a pesar de las dificultades.
[1] Este artículo fue escrito en forma de carta a Carlos Quijano, editor de Marcha, un seminario publicado en Montevideo, Uruguay el 12 de marzo de 1965.