Por Agustín Borrego Torres.
Su rostro es pueblo, no importa en cual ciudad se esté, que calle se recorra, que lengua se hable. El comandante Ernesto Che Guevara entró en el corazón de millones de personas por su ejemplo, por su actuar, por la defensa de los derechos de los oprimidos del mundo.
Para los cubanos es paradigma del hombre nuevo; desde pequeños, en las escuelas, los niños expresan ¡Seremos como el Che!, y aunque la vida demuestre que alcanzar los peldaños trazados por él es difícil, lo importante es no cansarse, continuar siempre con los objetivos planteados.
Hoy, cuando decimos que hay que pensar como país, también podemos decir que hay que pensar como el Che, quien nunca pensó en sí mismo, sino en cómo ayudar a los demás; en combatir la demagogia, la ineficiencia, la chapucería o la improductividad.
El Che Guevara nos acompaña en nuestras movilizaciones, va en nuestros corazones, está en nuestras escuelas y centros de trabajo. Su voz alerta más que nunca a los pueblos de América de que ¡al imperialismo, ni un tantico así!