En la Escuela Pedagógica José Martí Pérez, de Holguín, profesores y estudiantes están muy conscientes de la rapidez con que el mosquito Aedes Aegypti suele “plantar bandera”. La experiencia vivida el curso anterior, cuando se encontraron focos dentro de la institución, los condujo a “estudiar” al insecto y a hacerle una guerra constante que hoy arroja resultados positivos, de acuerdo con las declaraciones de Xiomara Muñoz Pérez, directora del centro.
Esta directiva asevera que en la escuela, donde existe una matrícula superior a los mil 400 alumnos, se monitorea incesantemente el trabajo concebido para la lucha antivectorial, que se sostiene, en lo fundamental, en las responsabilidades individuales de cada trabajador y docente, quienes velan por la higiene de sus áreas de acción y, además, contribuyen a formar una conciencia de prevención en sus estudiantes, quienes colaboran con el saneamiento durante sus turnos de Trabajo Socialmente Útil.
Sin embargo, aunque se apela al trabajo mancomunado de directivos y docentes, según explica Tayamis Ruiz Cruz, subdirectora de Trabajo Educativo, en el centro se conformó una brigada para la lucha antivectorial, integrada por 12 compañeros que ocupan los cargos de administradores e instructores educativos de las dos unidades docentes.
Afirma que en las mañanas esa estructura realiza el autofocal en cada área, labor en la que se ha ganado experiencia gracias al apoyo de los compañeros de Salud Pública. “Nos han explicado cómo reconocer las larvas y ya estamos entrenados, apunta. Tenemos abate para los tanques de agua, que se cepillan y limpian de manera sistemática”, ejemplifica.
Xiomara Muñoz destaca que para preservar la salud escolar, cuando los estudiantes salen de pase, se realiza el cierre de las tazas sanitarias, labor que implica sacarles el agua, echarles abate y sellarlas con papel. Asimismo en los comedores se mantiene vigilancia estricta sobre las neveras de agua y los repositorios para el fregado, mientras que se vela por mantener la limpieza de las áreas verdes.
Sin embargo, la directora no deja de reconocer que aún existen brechas, sobre todo en las redes hidráulicas, que son muy antiguas y ocasionan constantes salideros; pero el minucioso cuidado y la inventiva de soluciones permiten accionar contra los derrames de agua. Añade que de igual manera hay que estar contrarrestando el vertimiento de desechos sólidos.
En la labor preventiva de la escuela desempeña también un importante papel el trabajo de la enfermera Elsy Pupo Pupo, quien cada mañana hace una pesquisa para comprobar si hay entre los estudiantes algún caso febril. Refiere que el centro, al estar rodeado de árboles y sufrir salideros, necesita una inspección constante para preservar la salud de educandos y profesores.
Xiomara Muñoz manifiesta que “en la escuela existen los mecanismos de control para evitar que se creen focos de Aedes. En la plenaria que realizamos recientemente los profesores expresaron su compromiso de apoyar la higienización. Pensamos ante todo en el universo de estudiantes que tenemos y en sus familias que han depositado su cuidado en nosotros. La salud de ellos es nuestra prioridad”.