“¡Miren esas batas blancas! ¡Miren cuánto amor y cuánta bendición!», fue una expresión que salió espontáneamente de un conductor de buseta —así llaman a los medios de transporte público en Venezuela—, obligado a detener la marcha ante la aglomeración de personas.
Lo dijo mirando a los pasajeros y en más de un rostro aparecieron signos de aprobación ante una escena que ya es rutina en los barrios pobres de esta hermana nación sudamericana, cuyo Gobierno constitucional hace esfuerzos colosales para vencer los obstáculos del cruel bloqueo impuesto por el Gobierno estadounidense y continuar llevando la salud a los más necesitados.
En la cima del cerro
El hecho ocurrió en la torre más alta de la parroquia Las Vegas, sector Los Jardines, frente a la casa de Domingo Rodríguez, un líder social que ha hecho del objetivo de mejorar las atenciones de sus vecinos una razón de existencia.
“Organicé esta jornada de salud —la segunda aquí— para mi comunidad, en la cual residen 280 familias, porque vivimos en una zona bastante lejos del centro y no tenemos cerca ningún Centro de Diagnóstico Integral (CDI) y sí muchas personas con discapacidad, en sillas de rueda y otros enfermos que no pueden bajar hasta allá y de esta forma los vecinos tienen más cerca esos servicios especializados”, explica.
Y la casa de Domingo, el consultorio popular y otros establecimientos abrieron sus puertas y se convirtieron durante toda la mañana en un oasis, donde encuentran paliativos a los males que aquejan a los residentes.
Los agradecidos…
El propio Domingo tiene palabras de elogios: “Nuestra comunidad agradece el apoyo que nos están brindando. Eso lo apreciamos mucho y no lo vamos a olvidar nunca”, dijo y dio las gracias a los comandantes Hugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz, promotores de este convenio de colaboración, así como a Nicolás Maduro Moros, que lo continúa con fervor.
Y Evencio Tamaro, otro vecino, no quiso perder la oportunidad para el encomio y recordó que su esposa, María Concepción Hernández, fue operada de la vista, sin costo alguno, en La Habana, como parte de la Misión Milagro.
Cuenta que él mismo ha recibido cuidados de manos de estos médicos desde hace más de 10 años, es diabético y padecía de úlcera en uno de los dedos del pie derecho y “cuando fui a consulta tenía una lesión que me lo atravesaba completo. Yo pensé que lo perdería y ya ve —lo muestra—: apenas quedan huellas del padecimiento. ¡¿Quién no agradece algo así?!”.
¿Los protagonistas?
Dice la licenciada Yamila Campo Barrios, activista de Enfermería en Montalbán, que es sede del CDI y del Centro de Alta Tecnología, que estas jornadas se han convertido en habituales para acercar las prestaciones a los venezolanos más necesitados.
“Se hacen las coordinaciones con líderes sociales y a partir de un diagnóstico desplazamos los servicios más demandados, según las necesidades de la comunidad”, refiere Yamila.
Explica que en esta oportunidad acudieron con las especialidades de Medicina General Integral, Oftalmología, Hematología, Laboratorio Clínico, Estomatología, Psiquiatría y Fisiatría.
Epílogo
“A ellos los trae hasta aquí el amor a Venezuela, al pueblo venezolano y por eso acuden siempre que los necesitamos. Vamos a darles a ellos el amor que ellos nos dispensan. Gracias, Cuba”. Con esas muestras de agradecimiento profundo Domingo comienza la fructífera jornada.
Gracias a ti Venezuela, que nos a dado a los cubanos la oportunidad de solidarizarnos, y convertir los reveses en victorias , como nos enseño nuestro líder histórico.