Islas, vegetación, césped, lago, cascada…, todo allí ha quedado en el espacio exacto después de un silencio oportuno y necesario para que el lugar volviera a brillar. El Jardín Japonés de La Habana —inscrito dentro del estilo Kaiyu-Shiki-Teien, que significa Jardín de los Paseos— exhibe hoy su proverbial belleza luego de algunos años de restauración.
Exponente de uno de los estilos más sobresalientes de la jardinería mundial, es el Jardín Japonés un espacio singular y único en Cuba, que realza el valor de una institución académica, científica y docente, como el Jardín Botánico Nacional de la Universidad de La Habana.
¿¡Y cómo celebrar el 500 aniversario de la ciudad sin tener en cuenta este sitio que simboliza los lazos de amistad entre Cuba y Japón, obra impulsada e inaugurada en 1989 por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz!?
Desde entonces han transcurrido tres décadas y el Jardín sigue florecido, con una vegetación impecable y un hábitat perfecto para las especies de la flora y la fauna que lo distinguen sobre otros.
Cuando el pasado 28 de agosto, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al finalizar el acto de reinauguración, liberó en la laguna las emblemáticas carpas Koi y sembró dos árboles, reveló su más sentido respeto por la madre naturaleza y por un futuro cada vez más humano y hermoso.
Muy hermoso. Toda la delicadeza, elegancia y sutileza de la milenaria cultura japonesa en latitudes tropicales. Un lugar idílico para perderse en la ensoñación, la quimera y la fantasía.