Una controversia cada vez más amplia sobre la jornada laboral que involucra al gobierno, políticos, empresarios, sindicatos y académicos continuó acaparando la atención de los chilenos durante esta semana.
El debate se centra entre la propuesta de la diputada comunista Camila Vallejo, que propugna la reducción de las horas de trabajo semanales de 45 a 40 horas, y la del gobierno, que insiste en buscar la ‘flexibilidad’ de horarios por acuerdo entre empleados y empresarios.
El gobierno fue situado contra la pared por el avance de la propuesta de Vallejo, que según encuestas tiene el respaldo de más del 70 por ciento de la población, y para salirle al paso ha apelado a todos los recursos a su alcance.
Para ello desató lo que algunos califican como una guerra mediática para sembrar el miedo entre la población, al punto que el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, aseguró que la reducción de la jornada semanal provocaría un aumento de los costos laborales, lo que implicaría la desaparición de unos 250 mil empleos, cifra que luego elevó a más de 300 mil.
Por su parte, el presidente Sebastián Piñera tampoco ha perdido oportunidad para defender la iniciativa del ejecutivo, pero además en un Comité Político Ampliado celebrado el lunes llamó a capítulo a los partidos de la bancada oficialista, tras el respaldo expresado por algunos de sus diputados al proyecto de la oposición.
En tanto, aunque el gobierno insiste en señalar a las pymes como las más perjudicadas por la reducción de la jornada laboral, la Confederación Gremial Nacional Unida de la Mediana, Pequeña, Microempresa, Servicios y Artesanado reiteró su apoyo a la jornada de las 40 horas.
También la Central Unitaria de Trabajadores expresó su respaldo a la iniciativa de las 40 horas, rechazó el proyecto del gobierno e incluso convocó para el miércoles de la entrante semana una marcha en rechazo a la política laboral del ejecutivo.
Por su lado las grandes organizaciones empresariales tampoco han escatimado pronunciarse contra la propuesta de las 40 horas, alegando todo tipo de inconvenientes para el país, pero de paso reclamaron al gobierno dejar de lado la confrontación comunicacional y apelar a estudios más profundos que sustenten su propuesta.
En medio de este debate no pasó desapercibido un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas sobre los salarios en el país que ratifica la desigualdad existente en la sociedad chilena al revelar que la mitad de los trabajadores gana 400 mil pesos chilenos al mes (unos 580 dólares) o menos, mientras que solo el 1,7 por ciento de los empleados percibe más de tres millones (cuatro mil 400 dólares).
También mostró una notable desigualdad por sexos, pues mientras el salario medio de los hombres fue algo más de 411 mil pesos chilenos las mujeres percibieron por igual trabajo solo 343 mil 234, lo que representa una brecha del 27,2 por ciento.
A todo esto se sumó el pesimismo de economistas consultados por el Banco Central que volvieron a bajar sus pronósticos de crecimiento económico para 2019 y lo ubicaron en 2,6 por ciento, en contraste con el optimismo del presidente Piñera de que la economía del país mejorará en este segundo semestre.
La causa fundamental es la vulnerabilidad de Chile, dependiente esencialmente de las exportaciones de cobre, ante la incertidumbre de la economía internacional, cada vez más afectada por la confrontación geopolítica de Estados Unidos y China expresada en la guerra comercial y arancelaria.
(Tomado de PL)