Una casa diaria. Esa es la aspiración del Programa de la Vivienda en Cuba para satisfacer un déficit habitacional que asciende a más de un millón 331 mil hogares, entre los que es necesario construir desde los cimientos y los que precisan rehabilitación. Aun así, haría falta una década para revertir la situación actual.
Los desastres naturales, la acumulación de años sin adecuados procesos de mantenimiento y rehabilitación, las indisciplinas urbanísticas y técnicas, el deterioro de las capacidades constructivas y el impacto de las tendencias demográficas determinaron que casi el 40 por ciento del patrimonio inmobiliario cubano se encuentre entre regular y malo.
Esa tendencia y la creciente demanda de nuevas casas fueron el origen del referido Programa, considerado un asunto de prioridad gubernamental, toda vez que el acceso a una vivienda adecuada y a un hábitat seguro y saludable aparece reconocido como un derecho constitucional.
Aunque en el plan se incluye la recuperación de la industria nacional de materiales para la construcción y la intervención del Estado, más del 60 por ciento de las moradas deberán ser construidas por esfuerzo propio y con el desarrollo de la producción local de materiales, la cual debe diversificarse y aumentar, hasta convertirse en la principal fuente de recursos.
El acercamiento que propone este reportaje a la actualidad del Programa subraya estos elementos.
Los vestigios de Mattew e Irma en Guantánamo
El huracán Matthew dejó tantos daños como enseñanzas en los cinco municipios azotados por él en la provincia de Guantánamo -Maisí, Baracoa, Imías, San Antonio del Sur y Yateras- aún convalecientes de sus secuelas.
La afectación de 42 mil viviendas, el 72 por ciento del fondo habitacional de esos territorios, como resultado del paso del ciclón más temible que ha azotado al Oriente Cubano y que dejara en pie solo los patrimonios construidos más resistentes de la Primera Villa Cubana y de Maisí, suscitó un replanteo de la estrategia para enfrentar futuros desastres y la selección de nuevas tipologías constructivas.
Se propusieron soluciones urbanísticas y arquitectónicas, particularmente en Baracoa, donde se reportaron 23 mil afectaciones a ese sector, gran parte de ellas totales, y también fórmulas para devolverle la habitabilidad al fondo habitacional de Maisí, donde casi el 80 por ciento sufrió algún tipo de perjuicio.
Más de 40 Consejos Populares de los 76 del Alto Oriente cuentan con minindustrias productoras de materiales para viviendas, en cumplimiento de una orientación nacional de crear esas instalaciones en los 43 Consejos con más de un millar de inmuebles. Meta cumplida, y esa política se extenderá a otros nueve, a pesar de que no alcanzan la cifra mencionada.
A raíz de Matthew se erigieron en la provincia poco más del 50 por ciento del total actual de mini-industrias, dotadas de molinos, bloqueras, moldes manuales y otros renglones como las bóvedas sin cimbra (ladrillo cerámico que prescinde de encofrado) para las cubiertas sólidas, más económicas que las tejas de zinc galvanizado, señaló Carlos Martínez Turro, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial para las inversiones.
Martínez Turro subraya que con el concurso de las pequeñas fábricas Baracoa puede producir casi tres viviendas diarias (2,7 precisa), Maisí dos, y los restantes ocho municipios, una cada 24 horas.
Entre las limitaciones para alcanzar a corto plazo esa producción, además del cemento y el acero -decisivos para cimentaciones y cerramentos-figura la insuficiente disponibilidad de áridos, imprescindibles en todo proceso constructivo. La escasez de ese elemento es más notoria en Caimanera, un municipio al cual se le proporciona mediante ferrocarril.
Las Tunas y las tres C: casa, creatividad y control
En una década la provincia de Las Tunas aspira a rehabilitar o edificar más de 44 mil hogares a fin de mejorar el fondo habitacional, pues el 33 por ciento de las viviendas clasifican entre regulares y malas.
Con el objetivo de cumplir tales propósitos se desarrollan en el territorio comunidades como Voluntad Tunera, ubicada a un lateral de la circunvalación sur de la ciudad, la cual contará con más de mil moradas, de las cuales en este 2019 planifican entregar las primeras 24 a partir del aprovechamiento de la estructura de un edificio cuya terminación se detuvo hace años.
Héctor Rodríguez Espinosa, director Provincial de la Vivienda en Las Tunas, declaró la intención de edificar este año mil 621 inmuebles en las distintas modalidades: por esfuerzo propio, mediante gestión estatal y entrega de subsidios.
Detalló que al concluir el mes de junio terminaron más de 800, con un ligero atraso en la ejecución de los casos subsidiados, debido a dificultades con la entrega de cemento a la provincia, una circunstancia que afectó en los últimos dos meses el cronograma constructivo y la producción de materiales.
Argelio Luis Corría Pérez, funcionario del gobierno provincial, explicó que en Las Tunas funcionan 14 combinados, igual cifra de mini industrias productoras de materiales y desarrollan otro número similar, cuyo costo está valorado en unos 300 mil pesos en equipamiento y montaje de la instalación.
Destacó Corría que en la primera de estas estructuras producen áridos, pisos, bloques, viguetas, plaquetas, tanques, mesetas, lavaderos, fregaderos y la carpintería necesaria para una vivienda, además del cemento de bajo carbono, muy económico al duplicar el rendimiento del P-350.
Subrayó que ante el déficit del codiciado P-350 apuestan por la producción de ladrillos de barro, renglón fundamental para levantar paredes y techos en forma de bóvedas, tecnología utilizada en el polo de viviendas Blanca Rosa, en el municipio de Majibacoa, y que prescinde, además, del acero, otro de los surtidos carentes en la actualidad.
Por otra parte, en Las Tunas un combinado que procesa plásticos produce conexiones, manguera PVC y tuberías hidráulicas, sanitarias y eléctricas, destinadas a la construcción de los inmuebles, en lo fundamental, de los polos de viviendas.
No obstante los esfuerzos realizados para incrementar la producción de materiales de la construcción, aún la oferta es insuficiente para la demanda de la población. Así lo confirman los criterios de las tuneras Ada Iris Ochoa Camacho, vecina del reparto Aguilera; y Yusmidely Alarcón Sánchez, habitante de La Victoria, cuyas construcciones están paralizadas debido a las dificultades para comprar los materiales, en lo esencial, la cabilla, el cemento y la gravilla. (Continuará)
(Tomado de ACN)
Lo que se necesita es tambien pintura, clavos, alambre de amarrar, madera, cable, que no aparecen nunca.