Este es el sueño hecho realidad de Rubén Darío Salazar, y de Senén Calero, y de tantos actores y técnicos, y del público —niños y adultos— que han disfrutado muchos espectáculos hermosos a lo largo de 25 años intensísimos. Teatro de Las Estaciones, una de las principales compañías escénicas cubanas, celebró este lunes su cumpleaños con un gran programa artístico en su sede de la ciudad de Matanzas.
Una exposición fotográfica, una sesión teórica y una gala integraron las actividades, que concluyeron en horas de la noche con una gran fiesta en el Jardín de Pelusín del Monte, justo en el complejo cultural que acoge las funciones de la agrupación.
En su sala de presentaciones, en el centro mismo de la ciudad de Matanzas, se han estrenado algunas de las mejores puestas en escena del teatro de títeres en Cuba. Pocas compañías del país atesoran tantos éxitos de la crítica y el público, pocas pueden enorgullecerse de un repertorio activo tan amplio. Teatro de Las Estaciones puede alternar temporadas de estreno con reposiciones de piezas de hace varios años.
Han apostado por un arte que algunos menosprecian, pero que ellos saben eterno: el teatro de muñecos reserva posibilidades casi infinitas. El colectivo ha incursionado en todas las técnicas, y ha honrado una dramaturgia diversa: desde Federico García Lorca hasta autores cubanos contemporáneos.
Ningún espectáculo se parece, y sin embargo, es perfectamente posible descubrir una vocación de estilo. Del diseño a la factura, los distingue siempre la excelencia, el cuidado de los detalles.
Sus títeres nunca son ñoños, sus historias conmueven por la profundidad, la permanente actualidad y las grandes implicaciones metafóricas. Teatro de Las Estaciones dialoga con el aquí y el ahora, sin permitirse concesiones. Esta compañía demuestra cada día la importancia de hacer desde y para la belleza.