Lima.- Perú alimentó la idea del bastión, la ilusión mágica de que Cuba sería un rival al que su empuje y la grada condenarían. Craso error. El conjunto antillano se activó como un caro de combate y cañoneó el espíritu del combinado local y el alma de la tribuna. Así nuestra selección masculina de voleibol de sala avanzó a la semifinal de los Juegos Panamericanos Lima 2019, que se juega en el Polideportivo Callao.
A base de poder en el ataque y sólida muralla en bloqueo se dilucidó en el primer set. Es cierto que hubo algo de emoción con un público que no para de apoyar a los suyos, sin embargo, la leña criolla ardió 25-15.
En el segundo rollo el coro de “cómo no te voy a querer” trató de invitar a la rebelión. Remates desde todas las zonas, gracias a la sólida conducción del pase de Eduardo Goide superaron una mayor resistencia que se estampó 25-18.
Perú salió impetuoso en el tercero. Otra vez la incansable afición fue el motor. Un mejor accionar acompañado por algunos pasajes de desconcentración de los nuestros le dieron alas. Al final el set concluyó a favor nuestro 25-19.
Descollaron por la causa nacional Miguel Ángel López con 15 puntos y Osniel Mergarejo con 10. Ahora Cuba espera por el ganador del pulso entre Brasil y Estados Unidos. La semifinal se jugará este sábado.
“Los muchachos tuvieron un buen torneo. Perdimos ante Argentina en tres sets, pero por solo seis puntos, ellos son un gran rival. A Puerto Rico y Perú los superamos. Ahora resta esperar por el rival que debe ser Brasil. Ellos son muy fuertes, pero saldremos a ganar, es mi idea. Quisiera reconocer el trabajo del conjunto, hemos sido sólidos en bloqueo, mejoramos el servicio y debemos atacar mejor. Por eso digo que estoy satisfecho de cómo hemos jugado”, aseveró Nicolás Vives, director técnico de la escuadra cubana.
Por su parte el capitán Liván Osoria valoró de positiva la demostración de sus compañeros. “Los argentinos nos plantearon una táctica efectiva. Nos sobrepusimos y vencimos a Puerto Rico y Perú. En la semifinal al que venga le jugaremos con todo. Es cierto que a veces nos desconcentramos, el voleibol es un juego de rachas, quien menos falla gana. Tenemos que mejorar. Mi rol es duro, pero entre todos han hecho que paso a paso me sienta mejor. No paramos de apoyarnos. Es necesario estar unidos”.