Lima.- El boxeo cubano es el rey. Su hechizo pocas veces encuentra antídoto. Al menos en citas regionales y continentales donde desfila con aire imperial. En los XVIII Juegos Panamericanos de Lima 2019 su mortal estilo, cultivado durante décadas, encarriló con cuatro de cinco medallas de oro posibles, en el primer cartel final disputado este jueves en el Coliseo Miguel Grau.
En los 52 kilogramos Yosbany Veitía retó a Rodrigo Marte de República Dominicana. Salió inspirado el quisqueyano dispuesto a imponer su estilo. Durante los tres asaltos presentó credenciales, rapidez en el desplazamiento y en sus golpes. El nuestro expuso su libreto habitual, ese que le ha llevado a ganar medallas en certámenes de rigor. Los jueces vieron ganador a Rodrigo.
“Me siento contento y disgustado, venía por el oro. Me vi ganador, los jueces no. Cumplí lo que me dijeron desde la esquina. Ahora a continuar preparándome con vistas al mundial y continuar con mi carrera deportiva”, afirmó el espirituano.
A continuación, en los 60 kilos Lázaro Álvarez encaró al también dominicano Leonel de los Santos. Su jab con la derecha abrió el camino, mientras sus swines de izquierda lastimaban el rostro de su espigado e incómodo rival. Así transcurrió la trama, animada desde las tribunas por los compatriotas de ambos pugilistas. Al final los imparciales se inclinaron por el criollo, decisión que aplaudió el público.
“Hoy hice realidad un sueño. Ganar mi tercera presea de oro panamericana y cumplir con mi país es algo lindo. El boxeo vino aquí a demostrar su calidad y lo ha logrado. Mañana buscaremos otros premios”, enfatizó el también tres veces campeón mundial.
Pólvora, metralla y esfuerzos se repartieron Roniel Iglesias y el quisqueyano Rohan Polanco en los 69 kilos. Durante los nueve minutos de pelea ambos se dieron con todo. La mayor experiencia del titular olímpico de Londres 2012 salió a relucir en el tercer round para recuperar el cetro continental.
“En Toronto me despojaron del cetro. Ya lo recuperé y lo dedico a mi Cuba. Mucho me sacrifiqué. La medalla es también para mi esposa y mi hija que viene en camino”.
Julio César la Cruz volvió a esbozar su peculiar sonrisa y marcial saludo en los 81 kilogramos. El joven brasileño Marley Machado lo intentó sin suerte. Recibió un baño de esquiva y riposta incontestable. Oro para Cuba.
“Ha sido una jornada significativa. Ganamos cinco de cuatro, hubiéramos querido ser todos, pero no fue posible. La delegación ha dado un paso de avance. El viernes venimos por otras cuatro, esa es la misión. Cuba, mi madre y Camagüey deben estar felices”, dijo el tetracampeón universal.
En más de 91 kilos Dainier Peró igualó la gesta de su hermano en Toronto 2015. Se apoyó en su mejor disposición y estrategia para rendir el colombiano Camilo Salcedo.
“Estoy contento de regalarle esta medalla de oro al pueblo cubano. Sé que la esperaban y ahí está. Ahora a seguir hacia delante. Pienso ganar otras competencias y dedicárselas a Cuba”, certificó uno de los más jóvenes integrantes de la selección nacional.
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