Marchando, vamos hacia un ideal/ sabiendo que hemos de triunfar/ en aras de paz y prosperidad/ lucharemos todos por la libertad.
Son las primeras estrofas de la Marcha que el joven abogado Fidel Castro, líder del Movimiento que se aprestaba a entrar en acción, le encomendó componer a Agustín Díaz Cartaya, cuando ambos participaban en una práctica de tiro, como parte del entrenamiento de los futuros combatientes.
El 23 de julio de 1953, Díaz Cartaya le mostró la obra, ya concluida, que Fidel aprobó con el nombre inicial de Marcha de la Libertad. Después del asalto, teniendo en cuenta los atroces crímenes cometidos por la tiranía contra los revolucionarios, Fidel le indicó que incluyera el ejemplo de los compañeros caídos como un elemento de unidad. Se le agregó entonces la estrofa siguiente:
La sangre que en Oriente se derramó/ Nosotros no debemos olvidar,/Por eso unidos hemos de estar/Recordando a aquellos que muertos están.
Según narró décadas después Díaz Cartaya, los revolucionarios presos se aprendieron la marcha y la cantaban en su encierro, en los ómnibus que los llevaban al Tribunal de Urgencia, donde se celebraba el juicio y hasta en la sala donde esperaban la sentencia.
Una burla al tirano
Adelante cubanos/ que Cuba premiará nuestro heroísmo/ pues somos soldados/ que vamos a la Patria liberar
limpiando con fuego/ que arrase con esta plaga infernal/ de gobernantes indeseables/ y de tiranos insaciables/ que a Cuba han hundido en el Mal.
Todavía no habían cumplido el primer aniversario las acciones del 26 de Julio, cuando se produjo una visita del dictador Fulgencio Batista al llamado Presidio Modelo de la otrora Isla de Pinos, para inaugurar una planta eléctrica. El hecho, en apariencia intrascendente, tendría un desenlace inesperado.
Era el 12 de febrero de 1954, y los prisioneros, entre los que se encontraba Fidel, se percataron de un movimiento inusual de soldados y pronto supieron de la presencia del sátrapa. Entonces, entonaron a viva voz la Marcha, que Batista confundió inicialmente con un homenaje pero al escuchar la letra se enfureció.
Las represalias no demoraron en ejecutarse: un grupo de combatientes, incluyendo a Fidel fueron enviados a celdas individuales de castigo, y a Díaz Cartaya lo torturaron hasta dejarlo inconsciente.
Una grabación clandestina
El pueblo de Cuba…/sumido en su dolor se siente herido/ y se ha decidido…/ hallar sin tregua una solución/
que sirva de ejemplo/ a ésos que no tienen compasión/ y arriesgaremos decididos/ por esa causa hasta la vida/ ¡que viva la Revolución!
¿Grabación clandestina? En realidad fue un acto de audacia porque la grabación de la Marcha se produjo en la emisora Radio Cadena Habana, el 15 de febrero de 1957.
Cuentan que Carlos Faxas, combatiente clandestino y director del Cuarteto Musical quiso componer un himno revolucionario, pero el jefe del Movimiento 26 de Julio en la capital le dijo que no hacía falta porque ya existía uno. Y lo que se necesitaba era grabarlo.
Se le dijo al director de la emisora que el entonces famoso cuarteto de Carlos Faxas iba a hacer una grabación comercial .
El plan estuvo en enorme peligro, como explicó posteriormente el propio Faxas: “Todo fue en secreto. En Radio Cadena Habana me dieron el turno para el día 15 de febrero de 1957, a las 9 y 30 de la noche. Los músicos éramos dos trompetas, un trombón, dos saxofones, el bajo, la batería y yo en el piano. El jefe de la grabación, Francisco Vilalta, estaba de parte de nosotros, pero el dueño de la emisora no debía enterarse y tampoco se movió de allí por mucho rato. No era para menos. Nos hallábamos en Prado y San José, en los bajos del edificio, y en los altos celebraba una fiesta la primera dama de la República, Marta Fernández de Batista. Había policías por doquier y eso asusta. Les dije a los músicos que no temieran porque nadie sospecharía que en tales circunstancias grabaríamos la marcha del 26 de Julio. Tuvimos que ensayar otro número: …titulado «Señorita, por favor»…, hasta que el dueño de la planta se aburrió y nos dejó solos. La grabación quedó muy buena y guardé algunas copias. Luego ocurrieron otros hechos que me obligaron a salir de Cuba. En Miami seguí en contacto con los miembros de la lucha insurreccional, que estaban allí. Así fue que envié una copia con uno que iba para la Sierra Maestra.”
Esa grabación se convirtió en la identificación de la emisora Radio Rebelde. (Continuará)
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …