Banao: más que cebolla

Aunque Banao es conocido en el país como meca de la cebolla, y durante un tiempo prácticamente ese era el único cultivo que germinaba en sus suelos, en la actualidad el desarrollo agropecuario despunta hacia la diversificación. Otras hortalizas, viandas, frutas y granos ocupan, fuera de la temporada del remunerado vegetal, esos terrenos de la zona del sur de Sancti Spíritus.

El intercalamiento ha echado raíces, aunque distante de obtener las producciones de años anteriores, cuando los recursos estaban a flor de tierra. Además de los verdes tallos que dibujan ese paisaje campestre durante la germinación del bulbo, los tomates que crecen de manera uniforme amarrados a pequeñas estacas se han sumado a la escena agrícola.

De ese polo productivo, contemplado entre los priorizados en la nación para incrementar la obtención de alimentos frescos y su presencia en la mesa de los cubanos, se producen anualmente alrededor de 600 toneladas de frijoles, cifra que antes eran ostensibles solo en áreas del norte del territorio provincial.

El experimentado productor Lino Quincosa, quien en solo ocho hectáreas logra una producción anual de 4 mil quintales de alimentos, ya no se concibe solo como cebollero. “Al terminar su cosecha siembro frijoles; así aprovecho las condiciones del terreno aún fertilizado, lo que me ha dado grandes resultados porque alcanzo una producción con menos recursos.

“Este año entregué al Estado 2 mil quintales de cebolla y 120 de frijoles. Además de calabaza y plátano. Espero por la lluvia para plantar maíz, porque aquí la mayoría de los productores utilizamos el agua de ríos y represas para el riego por gravedad. Es notable el interés de los campesinos por diversificar las plantaciones porque ha sido una exigencia, y también es oportuno para equilibrar los pagos. Si se demora el pago de una cosecha, cobras la otra”, razonó Lino, asociado a la cooperativa de créditos y servicios Josué País.

La concepción del polo productivo se visiona como un sistema organizado para la producción especializada y su comercialización, y ha acercado los insumos disponibles a las bases productivas. En Banao está ubicado un punto del Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma), que vende directamente a los campesinos, pero lo disponible allí no satisface las necesidades.

“Para obtener grandes producciones hacen falta recursos. En la cebolla se emplean muchos productos químicos, fertilizantes y combustible. A través de la cooperativa nos han distribuido algunos, pero ahora la situación del paquete tecnológico es compleja y el trabajo depende más del hombre”, precisó el productor.

“Particularmente he buscado alternativas agroecológicas para mejorar el suelo. Tengo un semillero de una planta conocida como terciopelo, que cuando crece se corta y se riega sobre el terreno y recuperas un 30 % de su calidad. Pero ello significa disminuir alguna producción, porque en Banao casi todos tenemos pequeñas parcelas”, argumentó el veterano campesino.

“El campo lleva mucho trabajo, pero es lo que he hecho desde que nací y ya cumplí 65 años. Hay que planificar bien las inversiones y pagar altos jornales. Eso encarece también el precio final de lo que comemos. Pero se ven los frutos y esos los entrego al Estado”.