Por Ana María García Horta y Carla Gutiérrez, estudiantes de Periodismo
La idea cobró vida en una asamblea sindical de afiliados. Allí Reinaldo Sixto Arrozarena Madan pidió a sus compañeros favorecer la voluntad estatal en la recuperación de los niños enfermos, apoyar el esfuerzo de sus familiares y la labor del personal del hospital.
Entonces los trabajadores de la Empresa Mayorista de Suministros Agropecuarios (Emsa), con sede en la capital cubana, organizaron una actividad festiva en la sala de oncología del Hospital Pediátrico William Soler, ocasión en que los 11 pequeños internados allí recibieron donaciones de juguetes y golosinas por parte del personal de la empresa e interactuaron con payasos.
El donativo realizado por los trabajadores de la empresa incluyó dulces y confituras aptas para el consumo de estos infantes aquejados de diversos males, así como libros para colorear y de aventuras, peluches, carritos y aviones de juguete.
Quince trabajadores de la Emsa y dos payasos de la compañía Catalejo protagonizaron la actividad en el centro asistencial capitalino y asumieron con eficacia la animación de este verdadero acto de amor.
En conversación con Pedro Enrique Coss, secretario general del Buró Sindical de la citada empresa y otras trabajadoras de Emsa, conocimos que el colectivo de esa entidad, perteneciente al Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma), tiene la intención de promover más acciones de este tipo y también brindar apoyo a asilos de ancianos y casas de niños sin amparo familiar.
En tal sentido anunciaron un próximo donativo para el venidero mes de octubre, en homenaje al Día del Trabajador Agropecuario.
Como una trabajadora más de los 276 de la EMSA me enorgullece haber contribuido en este bello y noble gesto realizado con mucho corazón, de seguro por parte nuestra no será el último.