Por Orlando Oramas León
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anda corto de popularidad y resiente problemas y promesas por cumplir, tras rebasar sus primeros 100 días de Gobierno.
El excapitán del Ejército brasileño fue repudiado cuando posó en una foto levantada en las redes sociales con un mensaje de celebración por el aniversario 55 del golpe militar de 1964, que derrocó al presidente Joao Goulart. Aquella asonada, que se mantuvo en el poder por 21 años, cortó de raíz un activo proceso democrático en el gigante sudamericano al precio de cientos de muertos y desaparecidos.
Durante los primeros meses de mandato, Bolsonaro puso todo su empeño en impulsar una reforma al sistema de jubilaciones y pensiones, que concita desaprobación social y política.
En este bregar el mandatario pudo anotarse un tanto en la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados, que dio luz verde a su propuesta de cambiar las normativas para el retiro laboral.
Queda por delante un camino que requerirá de la aprobación de una comisión especial para el asunto. Luego se precisan dos tandas de votación en la Cámara, para entonces quedar en manos del Senado.
De aprobarse finalmente, el régimen de modificaciones a la jubilación y las pensiones afectaría a los más necesitados y beneficiaría al sector privado empresarial, en particular al financiero, según los detractores de la reforma.
El presidente brasileño despidió en este período a dos de sus ministros. Se fue por la puerta de atrás Gustavo Bebianno, muy cercano al mandatario, y relevado de la Secretaría General de la Presidencia por su presunta participación en la desviación de recursos electorales.
Otro que no rebasó el primer trimestre de gobierno fue Ricardo Vélez, quien dejó el Ministerio de Educación tras caer en el medio de un escándalo que incluyó la renuncia de otros funcionarios y explosivas declaraciones a la prensa.
En casa las cosas no andan muy bien para el gobernante. Su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, es investigado por malversar fondos cuando se desempeñaba como miembro de la Cámara de Diputados.
Nunca un mandatario brasileño acumuló tanta impopularidad y desaciertos en los primeros 100 días en el cargo. Fueron jornadas de luchas internas en el seno de su administración, insultos y ataques tanto a aliados como a adversarios y poco avance en el Congreso a sus principales proyectos de ley.
Según la consultora Datafolha, el índice de aprobación ciudadana del jefe de Estado apenas alcanzó el 32 por ciento, el más bajo para cualquier presidente en su primer mandato en Brasil.
Le queda el consuelo de que quedó a un punto por encima del que tenía su antecesor Michel Temer (investigado por corrupción) al final de su mandato.
Su impopularidad fue alimentada por el propio gobernante en tiempo de carnaval, cuando subió a la red social Twitter un obsceno video que provocó incluso hasta reclamos de que se le abriera un proceso de destitución.
También alimentó las críticas por su decreto que facilita la posesión de armas en un país con altos niveles de violencia.
En política internacional levantó ronchas con su primer viaje al exterior. Bolsonaro viajó a Estados Unidos a reunirse con el presidente Donald Trump. Rompía así una tradición por la cual el primer viaje presidencial era a la Argentina.
En Washington resultó notoria su subordinación a Trump, a quien secunda en sus planes por derrocar al gobierno constitucional de Venezuela. Allí afirmó que los inmigrantes “no tienen buenas intenciones”, mientras que en visita a Chile encomió al dictador Augusto Pinochet, responsable de crímenes de lesa humanidad.
Además le hizo otra seña al jefe de la Casa Blanca al anunciar el traslado de la embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén, donde también abrirá una oficina comercial.
El propio Bolsonaro ha admitido que es propenso a cometer disparates que se han acumulado en sus primeros 100 días en el Palacio de Planalto, lo cual, en términos deportivos, podría calificar como una arrancada en falso.
Este presidente es un maniquí, es un títere de la oposición, a quier se le ocurrió semejante disparate, que piensa el pueblo para quitarlo.
Uffff este esta igualito que el desordenado de Trump, yo no se como tienen cara de ser presidente, yo a veces me pregunto con que hicieron a estos ser inservibles?…la vergüenza,la ética,el raciocinio y muchas cosas mas le faltaron al espermatozoide cuando lo hicieron por que nunca había visto en mi vida a tales ser indeseables que no tuvieran ni una pizca de vergüenza y dignidad madre mía, por que no se van a lavar sus calzones que bien asquerosos deben de estar.