Bien escogida la imagen para portada de este libro. Ese guiño surrealista del cronómetro que se derrite, inusitadamente suspendido sobre un lóbrego muelle que se enrumba a un plácido horizonte, va bien con el corpus poético que despliega Carlos Ettiel Gómez Abréu (Jagüey Grande, Matanzas, 1978) en Escape del tiempo, obra merecedora del Premio Francisco Riverón en su edición del 2016 (guiándonos siempre por el año que plasman los convocantes en la cubierta de los volúmenes reconocidos en el referido certamen).
Ya se sabe, claro está, que los poemarios vencedores de un concurso no compiten entre sí, de modo que no viene al caso comparar unos con otros, toda vez que cada cual ofrece su propio y particular cosmos, y como tal, cada uno fue merecedor del premio. Puede pensarse que estoy diciendo una verdad de Perogrullo, y la es. Pero sucede que ya demasiadas veces he tenido que enfrentar la pregunta: “De los libros ganadores del concurso X, ¿cuál le parece el mejor?”
Ya se conoce también mi criterio de que en el presente movimiento renovador de la décima escrita son válidos los recursos todos, y que son respetables los procederes escriturales que cada autor haya “elegido”: El estro individual, también se sabe, es quien dicta los rumbos al poeta que escribe.
Escape del tiempo se inscribe en la vertiente de los decimarios que despliegan diversos modos de experimentación formal, todos aquí bien llevados de la mano: las angustias existenciales en lo ideotemático; cierta insistencia o inclinación por las rimas asonantes, en lo sonoro; preferencia en lo formal por la ruptura del esquema gráfico-sintáctico, que incluye, además, la retoma del pie quebrado (a veces no tan “al pie”) y el cabo roto, por solo citar dos de las fórmulas empleadas.
Son procederes experimentales que seguimos llamando así para entendernos, aunque sin olvidar lo que ha apuntado el Doctor en Ciencias Filológicas Virgilio López Lemus en el sentido de cuestionar el carácter de experimentales de estos modos que ya llevan más de tres décadas de presencia en la décima escrita del país.
Es este de los decimarios que han hecho afirmar al también profesor Roberto Manzano su criterio de que ha aparecido con ellos una nueva entidad: el poema-décima, tal y como opina el reconocido especialista en Mayéutica de la décima cubana, prólogo a la antología La ingrávida estructura, preparada por Alexander Besú y publicada en el 2017 por la Colección Sur, del Centro Cultural Cubapoesía.
Como se ve, hay opiniones diversas entre los estudiosos en torno a las maneras de asumir la escritura en décimas en los tres decenios que ya atestigua su proceso de revitalización. Cada quien tiene, por tanto, la posibilidad de afiliarse a uno u otro concepto, a la hora de escribir o a la hora de escudriñar lo ya escrito, en el contexto de un fenómeno literario tan vivo y palpitante como este.
Claro está, lo verdaderamente esencial es que trascienda poesía del conjunto de que se trate. Y de Escape del tiempo trasciende poesía:
(…) para terminar el vicio de escrituras y sinergias
sin la vil estratagema de ecuaciones
y algoritmos
que parecieran ladrillos desconcertados
procuro como dios
poner a punto
las divergencias de fondo
el arca sobre los hombros
antes del Nuevo Diluvio
Poesía que apunta —y retomo la alusión que hice al principio, sin sustento todavía, al cronómetro que se derrite— a un crecimiento espiritual que posibilite rebasar las rejas de la inexorabilidad temporal y también sus derivadas circunstancias, a menudo igualmente inexorables.
Carlos Ettiel Gómez Abréu, Licenciado en Derecho, tiene ya una trayectoria literaria de indudable experiencia. Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, cuenta con numerosos reconocimientos y varios libros publicados, tanto en poesía como en narrativa, y tanto para público adulto como para público infantil, donde no faltan desempeños en el difícil acápite del humor.