El prestigioso coreógrafo, investigador, ensayista y crítico, Ramiro Guerra Suárez (La Habana, 1922), Premio Nacional de Danza, falleció de forma repentina, debido a un paro respiratorio, este miércoles primero de mayo en su apartamento de Infanta y Manglar, en la capital, a los 97 años de edad. Su cadáver será cremado, a petición propia, esta tarde, y sus cenizas expuestas en el Teatro Nacional de Cuba durante el día de mañana, entre las 11 de la mañana y las cinco de la tarde.
Siempre acompañado, durante los últimos años, de su asistente personal, José Emilio Navarro, hasta ayer era frecuente encontrar al también director artístico y escritor, considerado como uno de los más insignes creadores del espectáculo y la danza en Cuba en el siglo XX, tomando baños de sol en el espacioso parqueo del edificio donde residía, con excelente estado de ánimo y apreciable salud, últimamente deseoso de poseer un perrito que complementara su compañía.
“Yo me levanto todos los días por la mañana y hago ejercicios. Después me paso el día viendo videos de danza, películas, televisión”, le había expresado al colega Yuris Nórido durante la última entrevista que se le hiciera con motivo de arribar a los 85 años de edad.
Pionero de la danza contemporánea en Cuba a partir de la creación del Conjunto Nacional de Danza Moderna (luego Danza Contemporánea en 1959), Ramiro Guerra recibió el título de Honoris Causa del Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA, Universidad de las Artes), y entre su legado artístico se encuentra, además, el haber iniciado una tradición danzaria que enaltece el arte y la cultura insulares. Su estética está dada por una extensa fusión de técnicas y estudios, educado en el ballet clásico en el cual asumió los principios básicos.
También fundador del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, fue además bailarín, coreógrafo, promotor y maestro de las primeras generaciones de esta técnica en el país y con su trabajo creó las bases para el desarrollo del estilo de la actual danza cubana. Fue presidente del Centro de la Danza. Es graduado en Derecho en el año 1949 en la Universidad de La Habana.
“Ramiro, Ramiro, Ramiro… Mi huella está en todas partes. No solo en Danza Contemporánea o en el Folklórico. En todas las compañías de Cuba hay un poco de mí. Tuve muchísimos alumnos y mi relación con ellos siempre ha sido compleja, una relación de amor-odio, pero ahí están, son la gente que ha hecho la danza en Cuba”, dijo al periodista en aquella ocasión.
El reconocido artífice de la danza cubana se adscribió a la escuela alemana del ballet clásico, el cual combinó con las influencias del movimiento de danza moderna de los Estados Unidos, recibió clases de Doris Humphrey y José Limón, aunque reconoce como su mayor influencia la técnica de Graham. A su regreso a Cuba se dedicó al estudio del folclore cubano.
Tal y como se expresa en Ecured, Ramiro se atrevió a fundar una compañía de danza en un país sin tradición, sin bailarines, sin público. Tuvo la lucidez de incluir en su proyecto creador a hombres y mujeres, blancos y negros. Supo asumir creadoramente las técnicas universales de danza e incorporar al entrenamiento el folclore cubano. Llevó a la danza los temas cubanos y es pionero en los estudios sobre la danza en Cuba. Fue el primero que publicó en la revista Tablas textos sobre danza, esclarecedores en muchos sentidos. Lucidez y sabiduría para investigar, capacidad crítica y dotes literarias son cualidades que lo distinguen.
Logró sus primeros grandes éxitos como creador en el conjunto de danza moderna. Con su obra El Decálogo del Apocalipsis rompió con muchos parámetros teatrales, privilegió la comunicación con el espectador, donde hace un trabajo especial en la relación espectáculo-público, y fue una obra muy comunicativa y de vanguardia para los cubanos.
Sin embargo, su obra cumbre es Suite yoruba, donde se consagra como creador y logra planos expresivos y formas danzarias que se constituyen en referentes en el imaginario cultural cubano alrededor de la danza. Es considerado un vanguardista y uno de los altos estandartes de la cultura cubana del siglo XX.
Su producción teórica incluye libros como:
Apreciación de la danza (1968).
Teatralización de la danza y otros ensayos (1988).
Una metodología para la enseñanza de la danza (1989).
Calibán danzante (1998).
Coordenadas danzarias (2000)
Eros baila. Danza y sexualidad (2001).
Sus obras más representativas son:
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1954).
Impromptu galante (1970).
Danzas fantásticas (1957).
Mambí (1960).
El Decálogo del Apocalipsis (1971).
El milagro de Anaquillé (1960).
Chacona (1966).
Medea y los negreros (1968).
Orfeo antillano.
Ordalías.
Tiempo de quimera.
Suite yoruba (1960).
Freda (2001).
Recibió a lo largo de su vida los siguientes premios y distinciones:
Medalla Alejo Carpentier (1984).
Orden Félix Varela (1988).
Premio Alejo Carpentier de Ensayo (2000).
Premio Nacional de Danza (2000).
Fuente: Ecured
A Ramiro Guerra in memoria.
Gracias ! Gracias por su lealtad ! Y mil veces garcias por tu presencia en obra y espiritud creador siempre renovador.
Nadie como él y como lo fue tambien el desaparecido Eduardo Rivero de ver en lo local una fuente inspiradora de reconocernos en el gesto, el canto, la musica, la esencia de nuestra cultura nacional en construcción.
En esta noticia lutuosa como no evocar su obra «Suite Yoruba» que considero universal. Agradecidos somos todos a él y a sus compañeros fundadores de la danza que con pasión, fe, y originalida han hecho posible el amor y respecto por esta diciplina artisitica.
A los familiares y amigos mi mas sentido pesame.
Un abrazo fraterno