La pequeña va sobre los hombros de su padre. Levanta un cartel con una sola palabra escrita con crayola y letra apurada: UNIDAD.
Tengo la suerte de ver el desfile desde la tribuna. La vista se pierde en la multitud. Son miles de personas entusiasmadas, que gritan consignas, saludan… El día Primero de Mayo no se parece a ningún otro en el año cubano. Es como si las energías se multiplicaran. La fiesta –fiesta al fin- está llena de alegría, pero se presenta diferente, como si saliera del corazón, de las raíces.
Es la misma Plaza de siempre y a la vez, es otra Plaza. Es la Plaza donde Fidel evocó el concepto de Revolución, precisamente un Día Internacional de los Trabajadores, y a la vez es otra, porque los retos se han multiplicado y el patriotismo, enardecido aún más antes las nuevas amenazas.
Acaba de decirme un dirigente sindical latinoamericano que en ningún país del mundo hubiese podido ver algo así. Y me abraza, como expresando su admiración.
Me digo mentalmente: qué suerte la de estar aquí, de poder apreciar a un pueblo que sabe lo que defiende y respalda, a pesar de carencias y dificultades, un pueblo que al pasar mira a la tribuna e imagina ver la figura legendaria de Fidel levantado su mano en señal de saludo.
Porque… ¿quién lo duda?, Fidel está en la Plaza de la Revolución una vez más, cabalgando en un corcel de sueños, esperanzas, propósitos y realidades.
Miro un bloque que pasa y otra niña, también sobre los hombros de una persona mayor, lleva en su rostro: YO SOY FIDEL.
Es la unidad y el compromiso que desfilan juntos en la Plaza de los grandes acontecimientos. Es Cuba y los cubanos que nunca permitiremos que la bandera quede deshecha en menudos pedazos, porque nos sobran coraje y conciencia.
La marcha el Primero de Mayo en la capital es un “bombazo” para quienes sueñan con cantos de sirena. Y si lo dudan, lean de nuevo las palabras en los carteles de los niños: UNIDAD y FIDEL. Esos dos vocablos lo dicen todo.
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Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.