Aunque ignorada o tergiversada por los medios de prensa occidentales, inmersos en la campaña subversiva y desestabilizadora contra la República Islámica de Irán, la noticia difundida por Hispan TV sobre los acuerdos alcanzados con la República de Iraq, resultan una gran contribución a la seguridad y la paz en el Medio Oriente.
La firma de cinco memorandos de entendimiento y el acuerdo de continuar la cooperación en materia de seguridad y combate al terrorismo, suscritos por las delegaciones de ambos países en Bagdad, ante el presidente iraní Hasan Rohani y el primer ministro iraquí Adel Abdul-Mahdi, evidencian la voluntad mutua de estrecha colaboración y la continua normalización de sus relaciones.
Vínculos que se vieron afectados en el pasado por un cruento conflicto armado, instigado por Estados Unidos y su Agencia Central de Inteligencia, en momentos en que la Revolución Islámica se enfrentaba directamente al imperio más poderoso de la tierra.
Los documentos ahora signados incluyen también un acuerdo de construcción de una vía férrea de 32 kilómetros de longitud, entre la ciudad iraní de Shalamcheh (suroeste) y la iraquí de Basora (sur). Este proyecto ferroviario, según lo anunciado por el mandatario, en un futuro cercano extenderá las líneas hasta Siria, permitiendo así llegar al puerto de Latakia (noroeste de Siria).
Entre otros acuerdos, se puntualizó facilitar los visados para empresarios e inversionistas de ambos países, encaminados a fomentar el comercio bilateral, promover la cooperación en el sector de la salud y en el petrolífero.
En su primera visita oficial a Iraq, Rohani fue recibido por el presidente iraquí Barham Salih y ambas autoridades han coincidido en cimentar los lazos bilaterales y no permitir que nada frene su desarrollo.
En esta oportunidad, el presidente iraquí expresó su agradecimiento a Irán por su ayuda en la lucha sostenida por Bagdad contra el grupo terrorista del denominado Estado Islámico, trágica secuela de la presencia militar yanqui en su país.
La guerra y la invasión de EE.UU. y su aliados, el Reino Unido y Francia, a Iraq el 20 de marzo del año 2003, sustentada en una infame campaña de falsedades y burdas mentiras, no solo derrocó el Gobierno de Saddam Hussein, devastó la infraestructura del país, causó más de 1 millón de muertes de civiles, 2 millones de refugiados, empobreció a su población y se apoderó de sus vastos recursos petroleros, sino que dislocó el panorama político de la región a merced del plan norteamericano de un Oriente Medio Ampliado, a imagen y semejanza de Occidente.
La gran derrota propinada por Siria a las huestes terroristas del Estado Islámico y Al Nusra, organizadas y pertrechadas por el Gobierno de Washington, que alimentó la fracasada guerra contra esa nación árabe, más los acuerdos alcanzados hoy por Irán e Iraq, son signos evidentes de que los objetivos imperialistas para la región no lograrán alcanzar sus nefastos objetivos.