Por Fabio M. Quintero, estudiante de Periodismo
Al parecer la palabra irrealizable es enemiga del tiempo. Con más o menos tardanza sucesos que vemos muy distantes de nuestro contexto llegan a materializarse. Lo primero es superar las barreras mentales para luego, con voluntad y paciencia, derribar las trabas objetivas.
Un acuerdo entre la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y la Major League Baseball (MLB) se antojaba imposible 10 años atrás. Si bien hubo que esperar demasiado, este convenio, perfectible aún, beneficia en gran manera a la pelota cubana. Constituye un primer e importante paso que, junto a otras reformas, debe mejorar el pasatiempo nacional.
En teoría, es fundamental para contener la pérdida masiva de talentos que temporada tras temporada abandona el país definitivamente, pues permite contrataciones de peloteros de la Serie Nacional hacia cualquier equipo de la MLB o al sistema de ligas del Caribe sin necesidad de renunciar a vivir en la Mayor de las Antillas. Pone al jugador cubano en igualdad de condiciones con sus similares en el mundo.
Incentiva a los jóvenes en formación y a peloteros hechos a incrementar su nivel y preparación para ser tenidos en cuenta por un combinado foráneo. Además, el dinero que reciba la FCB a razón de los contratos contribuiría a renovar la infraestructura y potenciar recursos para la práctica de este deporte en Cuba. Es un impulso económico y anímico para todo el sistema de béisbol del país.
Asimismo, insta a atletas nacionales diseminados en distintas ligas extranjeras que nunca han debutado en Grandes Ligas a regresar a la Serie Nacional para ser elegibles para la Gran Carpa, aunque hasta la fecha pocos peloteros han retornado a sus provincias de origen.
Este es uno de los aspectos polémicos porque algunos jugadores establecidos en otro país no pueden regresar a Cuba y jugar tres meses para esperar a ser contratados. El acercamiento con la FCB plasmado en el acuerdo como requisito, pudiera no obligarlos a estar en nuestra temporada beisbolera.
Por otra parte, el tratado se olvida de los beisbolistas antillanos ya insertados en la MLB. Al no tener carácter retroactivo los excluye, sin embargo, casos particulares pudieran analizarse para una posible inserción a las selecciones nacionales.
Para la Serie Nacional el convenio posee un carácter ambivalente: por un lado gana figuras, pero por otro las pierde, y sumadas a los firmados en Canadá y Japón podría debilitar aún más la competición. La temporada debe reestructurarse en función del histórico documento
La pelota en Cuba se contamina, en el mejor de los sentidos, con el ambiente de la MLB al establecer relaciones con el organismo más importante del deporte de las bolas y los strikes en el mundo. Sin ser la solución definitiva a nuestros problemas, el acuerdo pretende aliviar la herida del béisbol cubano. Solo el tiempo dirá si es o no posible.