Cándido Emilio Fernández Moreno conversaba sin dejar de atender a la cuenta de los sacos de áridos, bloques y tejas que le subían al camión, en la tienda de materiales de la construcción del consejo popular de Guaicanamar, en el municipio de Regla. La familia de este trabajador por cuenta propia fue una de las damnificadas como consecuencia del tornado que hirió a La Habana el 27 de enero.
Daños en los techos de la cocina, el baño, la terraza y los tanques de agua; roturas en ventanas y cercas, así como en el local de la peluquería aledaña a la vivienda y fruto del emprendimiento privado con su hija, madre de un bebé de cuatro meses.
Luego de varias visitas y algunas incomprensiones en la oficina de trámites, quizás el eslabón más polémico de la actual fase del proceso de recuperación, Fernández Moreno completó la compra de la mayoría de los recursos que rezan en la ficha técnica de su expediente. Ese día, sin embargo, ya no quedaban tanques de agua, aunque la administración del establecimiento sostuvo que estaban en camino.
“En este rastro ya tenemos el registro de 391 núcleos damnificados, incluyendo siete que recibieron sus materiales mediante subsidio, de los cuales cinco ya lo tienen todo. También hay alrededor de 90 expedientes de las restantes formas de pago que ya cerraron”, nos informó el día de nuestra visita a finales de la pasada semana Denis Upierre Cordero, administrador de la tienda.
Más difícil de lo que parecía
Al comparecer en la Mesa Redonda de la Televisión Cubana el miércoles último, la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, explicó que ya existían 16 puntos de venta de materiales de la construcción en los municipios afectados.
Justo al día siguiente, por ejemplo, estaba por abrir una tercera tienda de este tipo en Regla, en la Calzada 24 de febrero.
“Esto no es como creíamos, despacharle a cada familia damnificada es un proceso que puede demorar hasta dos horas o más, sobre todo cuando son grandes cantidades y diversidad de recursos”, nos explicó en Guaicanamar Oscar Arzuaga, funcionario del Partido en La Habana que laboraba en apoyo a esa actividad.
Como pudimos atestiguar, la propia estiba de los productos requiere de personal, y hay familias que no tienen quien les suba los materiales al camión ni luego los baje en su casa. La movilización de distintas fuerzas en apoyo a esta tarea y la solidaridad en el vecindario son algunas de las fórmulas para agilizar ese paso.
“En dos días que llevo aquí movilizado ya les cargué los materiales a unas 20 familias”, nos contó Yasser Martiatus Domenech, chofer de la Empresa Cubana del Gas, una de las muchas entidades que respalda con su transporte el traslado de los recursos desde el rastro hasta las viviendas afectadas.
Norberto González Pérez fue otro damnificado que cargaba materiales en el momento de nuestra visita. Pudo adquirir puertas, ventanas, tornillos, áridos, cemento, tejas, pero en su ficha técnica no constaba la rotura del juego de baño y los bloques que también necesita para reparar su vivienda, de lo cual se percató ya en la tienda. Debía entonces volver a la oficina de trámites para solicitar su inclusión en el expediente.
Upierre Cordero, el administrador, describió varias situaciones como esa que también retrasan la adquisición y despacho de los recursos. Fichas con la ausencia de la firma del técnico, o imprecisiones en la descripción o cantidad de los productos a suministrar, son algunas de las más frecuentes.
No obstante, solo en ese rastro de Regla, el más grande en función de la zona dañada por el tornado, estiman que cada día atienden entre 35 o 40 clientes.
El establecimiento de dos oficinas en la tienda, una para los productos ligeros o de más rápido despacho, como los tanques de agua, ventanas y puertas; y otra para las facturas con materiales más pesados, es otra de las medidas que en ese lugar buscan agilizar la compra, aunque todavía hay insatisfacciones en la población con el ordenamiento de la cola en función de las prioridades y mayores urgencias.
La iluminación de los puntos de venta y el avituallamiento oportuno, han sido algunas de las condiciones creadas para extender lo más posible los horarios de servicio de estas tiendas, según explicó la titular de Comercio Interior en el ya mencionado programa televisivo de la pasada semana.
El ritmo de 200 casos diarios atendidos en todos los puntos de venta de materiales de la construcción en los municipios afectados, aunque loable, todavía podría ser insuficiente. Estos rastros son un eslabón de la recuperación al cual hay que seguirle bien el rastro.
Cuando termine la etapa de entrega masiva de materiales debe considerarse el saneamiento de los rastros para sacar de allí a quienes especulan y trafican con los materiales. Se sabe que de ahí se alimentan las tiendas ilegales que ofrecen ya tantos o mas productos que los rastros y ferreterías incluso por internet. No puede ser posible que alguien sin licencia de productor de materiales o licencia de construccion pueda comprar 400 sacos de cemento como pasa en Pinar del Rio. El común del cubano tiene que enfrentar esto y las escaseces artificiales que provocan. Así es imposible que la vivienda tenga una solución. Muchas veces el propietario decide convertirse en albañil, pero tiene que hacer una maestría para lidiar con la mafia de los rastros. La de afuera. Y la de adentro igual de corrupta. Votar Si es mas que una marca en una boleta.
Bueno, Candido fue mas de diez veces a la oficina de tramites y no fueron algunas incomprensiones, sino mala atencion . Que buena idea de constrastar video con lo escrito. Menos mal que al final resolvio.