Prevista para el 13 de abril, un día después de la inauguración oficial de la XIII Bienal de La Habana —el más importante evento de las artes visuales que se realiza en Cuba— la exposición colateral titulada Relatos insulares, del reconocido creador de la plástica Erik Varela Ravelo, ocupará el salón principal de la planta baja del Museo de los Trabajadores Palacio de los Torcedores, que este prolífico artífice especialmente ha dedicado a la cercana celebración del XXI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), cuyas sesiones coincidirán con este proyecto en el edificio Monumento Nacional, ubicado en San Miguel y Marqués González.
Aprobado para tal evento por una comisión integrada por curadores y especialistas del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales —a cargo de las colaterales—, la exhibición propone disímiles discursos sobre las sombrillas, acercamiento pictórico a un dispositivo que ha existido durante miles de años después de haberse originado en Asia. Se trata de composiciones artificiosas en las que quiebra los vínculos con lo real y así conforma narraciones que recrean elementos o situaciones extraídas de su entorno social.
Su terruño es una isla de ensueños, la cual refleja en sus dibujos y pinturas mediante una mirada conceptualista y simbólica. La alusión de esta característica geográfica, con signos de aislamiento, confinamiento y soledad, están relacionadas con la persistente intención del imperialismo yanqui de aniquilarnos, de destruir y bloquear al pueblo que habita en esta paradisiaca región del Caribe; en tanto otras narraciones establecen nexos con el pensamiento individual “fronterizo” y los “muros” ideológicos y culturales.
Los cuadros que el también director del Proyecto Cultural Enmarcarte llevará a la muestra colateral de la Bienal son de medianas (150x120cm) y grandes dimensiones (220x195cm), a través de los cuales pondrá en funcionamiento la mirada, los ojos y el cerebro del espectador, al cual finalmente corresponde crear una imagen mental sin asideros físicos ni corpóreos. Cada pincelada suya es una huella, un gesto bien calculado, suerte de entretejido con perfiles definitivamente figurativos, cuya morfología establece una relación expresionista entre el pensamiento estético del artista y el imaginario humano.
Otros elementos utilizados por este creador como símbolos o alegorías son sus recurrentes alusiones al muro del malecón habanero, escenario en el que transcurre buena parte de su narrativa iconográfica, la que alude a los 500 años de la fundación de la capital.
Al cubrir totalmente el techo del espacio expositivo, Erik ha concebido una instalación consistente en cientos de sombrillas abiertas, con los colores de nuestra insignia: rojo, blanco y azul, que impactará al observador y complementará el sentido de pertenencia y compromiso con la cultura, idiosincrasia e historia nacionales.
La profusa obra (dibujo, pintura y escultura) de este artífice, lo ubica como un explorador de experimentaciones y de descubrimientos. En cada una de sus series pictóricas sostiene un alegre y bullicioso tratamiento del color. En la anterior Bienal de La Habana participó en la exitosa colateral titulada Dialéctica y controversia (colectiva).
Las emigraciones, uno de los problemas más graves que enfrenta la humanidad, por la precariedad en que viven millones de desplazados en diferentes latitudes, es abordado con libertad e imaginación por el artista, quien también trata la influencia de este fenómeno en los referentes con la identidad, ya que en muchos casos provoca desarraigo e inestabilidad afectiva en quienes han optado por esta vía para mejorar sus condiciones de vida.
Las creaciones de Erik poseen profundo sentido social y patriótico. Entre sus trabajos se encuentran los recreados en José Martí, el Héroe Nacional, y en el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Galeristas de diferentes países como México, Estados Unidos, República Dominicana, Canadá, España y Holanda se han interesado en su obra, y lo han invitado a exponer en sus salas. Asimismo significativos eventos y concursos nacionales, como el de poesía Regino Pedroso, el periodístico Primero de Mayo, el de bailes de danzón, el de fotografía artística, además de otros organizados por el periódico Trabajadores, el Museo de los Trabajadores y la CTC han entregado cuadros donados por Erik que han formado parte de los premios principales.
Bella obra, del artista Erik Varela.