“Una de las más importantes estrategias de las fuerzas que han buscado derrocar a los gobiernos chavistas en los últimos 20 años, ha sido desconocer sistemáticamente la institucionalidad venezolana”, afirma un comunicado difundido en La Habana el 8 de febrero y firmado por los afiliados a la sección sindical del Instituto Cubano de Investigación Cultural (ICIC) Juan Marinello . “Es sintomático el hecho de que solo han reconocido los resultados electorales en uno de sus escenarios: cuando han ganado”.
La institución que promueve la investigación y el debate académico desde el amplio espectro de la sociología y la cultura, legitima los resultados de los comicios presidenciales en los que resultó electo Nicolás Maduro, con un 67 % de votos, los que fueron reconocidos, incluso, por una parte de la oposición, que decidió acudir a las urnas”.
“Estas elecciones funcionaron con el mismo nivel de confiabilidad de ocasiones anteriores: entre los más altos del mundo[1], aseguran y “más de 6 millones de venezolanos manifestaron a través del voto que confían en la capacidad del gobierno de Nicolás Maduro para mejorar su situación en los próximos 6 años”.
“Es un resultado superior a lo alcanzado por Nayib Bukele en los recientes comicios salvadoreños (por solo citar un ejemplo), donde la abstención fue del 48.2%, reflexionan los afiliados al Sindicato Nacional de la Cultura del ICIC.
“La victoria del chavismo el 20 de mayo pasado es aún más significativa si tomamos en cuenta la aguda crisis económica que vive el país y el alto grado de exposición del pueblo a medios nacionales y extranjeros cuya principal matriz de información es el cuestionamiento de la institucionalidad venezolana”.
La declaración sostiene además que la oposición política al Gobierno de Maduro “solo es legal y legítima si parte de reconocerle y se vale de los abundantes mecanismos constitucionales existentes para vencerle”, pero ese “no ha sido el camino elegido por los partidos que conforman la Asamblea Nacional en desacato. Una vez más han renunciado a la soberanía venezolana, subordinándose a una alianza imperialista conducida por Estados Unidos para realizar un golpe de Estado”.
Tras denunciar la manipulación mediática que presenta a “la estrategia actual de la Casa Blanca como beneficiosa a los intereses del pueblo”, y los perjuicios reales que ocasionan las sanciones económicas de Estados Unidos a “los servicios públicos en este hermano país[2], el documento cuestiona la “vocación social de aquellos actores nacionales (venezolanos) que apuestan a la agresión externa cuando tienen frente a sí la posibilidad de la contienda democrática y el diálogo”.
“Los problemas de Venezuela, al igual que en cualquier otra nación, sólo podrán resolverlos los venezolanos en el marco de las normas que consideren más favorables para su sociedad. Ellos ya han votado y se han dotado a sí mismos de una Constitución y una institucionalidad que debe ser respetada”, refieren.
“La encrucijada que vive el país en estos momentos va mucho más allá de un conflicto entre los que apoyan al gobierno de Maduro y los que no: es una disputa entre imperialismo y antiimperialismo. Por esta razón, ahí se dirimen los destinos de toda la región. Los titulares ponen el foco en la crisis económica y social de Venezuela y ocultan la crisis cotidiana en la que el capitalismo mantiene a una gran parte de la población latinoamericana, esa crisis sistémica que el chavismo se ha esforzado en superar”.
“De conseguir sus propósitos el gobierno norteamericano quedará en mejores condiciones para impedir que cualquier otro país lo vuelva a intentar”, vaticinan los expertos.
[1] Véase Pascualina Curcio, ¿Ilegítimo por qué?, disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=251723&titular=%BFileg%EDtimo-por-qu%E9?-
[2] Véase Franco Vielma, El embargo petrolero como estrategia para quebrar a Venezuela, disponible en http://misionverdad.com/entrevistas%20/evolucion-de-la-captura-de-citgo-y-varios-objetivos-esenciales-de-dicha-operacion