Martí tiene actualidad siempre, porque se fijó en lo esencial del ser humano, y si bien las sociedades y la ciencia y la técnica se han desarrollado, en relación con su época, el ser humano sigue siendo el mismo y de ahí la vigencia del pensamiento humanista y profundamente ético del Apóstol.
Así lo consideró Carlos Rodríguez Almaguer, vicepresidente de la fundación Máximo Gómez y del Instituto de Estudios Antillanistas General Gregorio Luperón, ambas instituciones de la República Dominicana.
Participante en la IV Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo que sesiona hasta este jueves en el Palacio de Convenciones en La Habana, Rodríguez Almaguer señaló que desde el punto de vista político se están cumpliendo los vaticinios que Martí, respecto a la amenaza tremenda que representaba el naciente imperialismo norteamericano sobre nuestras repúblicas americanas.
Recordó que en su carta inconclusa a Manuel Mercado escrita la víspera de su muerte, Martí dejó claro que todo lo que había hecho en los 15 años de vida en el corazón del imperio había sido tratar de impedir con la independencia de Cuba que se extendieran sobre las Antillas los Estados Unidos y cayeran con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América.
Así , subrayó, alertaba no solo a nuestras repúblicas sobre el peligro de Estados Unidos sino al propio pueblo de ese país sobre el perjuicio para sobre su libertad y democracia que representaba el predominio de las élites ambiciosas expansionistas que con una idea de Destino Manifiesto se creían dueños de la América en general y de ahí el gentilicio que utilizaban para denominarse: americanos, como si fueran la única nación del continente.
En ese sentido, recalcó, Martí fue preclaro, un hombre honrado con los Estados Unidos, honesto, porque señaló sus virtudes resaltó a sus grandes hombres y a la par señaló los defectos que venía sufriendo esa nación.
Martí vivió en la segunda mitad del siglo XIX pero en la primera mitad se había proclamado ya la Doctrina Monroe con el slogan ambiguo de América para los americanos, que en una primera lectura significaba que América era territorio exclusivo de los habitantes de estas tierras y que Europa no tenía nada que buscar acá, en momentos en que esta trataba de reconquistar el continente, pero en una segunda lectura más íntima, solapada y más fatal también quería decir que América era solo para los americanos del Norte, y los demás éramos una suerte de americanos de segunda clase .
Martí estaba claro de que había que querer lo mejor de la nación norteamericana y temer lo peor, por eso no desarrolló sentimientos antinorteamericanos sino fue un antiimperialista y el carácter imperial de Estados Unidos está en el gobierno y las élites de poder y no en el pueblo al cual Martí rindió merecido tributo.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …
Cien por ciento de acuerdo con Carlos, aunque yo siempre digo los gobernantes, los de las élites de poder, etc. salen del mismo pueblo, no son importados, crecen con la misma mentalidad desde que comienzan a ir a la escuela porque se lo enraízan en el corazón, ellos son los que son y el resto de los países del continente americano somos los inditos, donde entran hasta los canadienses, que como ven su gobierno siempre se ha plegado a sus decisiones como acaba de ser la de dejar menos personal en su embajada aquí en La Habana.