Mientras el presidente Donald Trump, su secretario de Estado, Mike Pompeo, y el premier israelí, Benjamín Netanyahu, elucubran un infame plan contra Palestina, al que llaman el acuerdo del siglo, el ejército israelí continúa a sangre y fuego su tarea genocida en los territorios ocupados.
Un reciente informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (ONUCAH) muestra que el año 2018 ha sido el del mayor número de muertos y heridos en Palestina.
Estadísticas que confirman la política de exterminio sistemático que el Estado de Israel ejecuta desde hace más de 70 años contra la población civil palestina en la Franja de Gaza y Cisjordania.
El comunicado de la agencia especializada de la ONU establece que el pasado año, 299 palestinos resultaron muertos y otros 29 mil 718 resultaron heridos, víctimas de la cruel represión israelí.
Con respecto a la marcha por el Derecho al Retorno, que cientos de ciudadanos palestinos realizan todos los viernes desde el pasado 30 de marzo, Día de la Tierra, la declaración hace constar que en la Franja de Gaza unos 180 manifestantes (el 61 %) resultaron muertos, entre ellos 57 menores de 18 años edad, y más de 23 mil (el 79 %) heridos, cifras que superan las causadas por la agresión israelí a ese territorio en el 2014.
Impasible ante los crímenes de su más fiel aliado, la Administración Trump se empeñan en denostar y culpar sin fundamentos a las autoridades palestinas, responsabilizándolas de ser el principal obstáculo al logro una solución pacífica del conflicto árabe-israelí. Alegaciones que tanto complacen al Gobierno de Tel Aviv.
Tratando de justificar el nefasto rol de Estados Unidos en el Oriente Medio, Pompeo aseveró con desfachatez en un reciente discurso pronunciado en el Cairo, en el que también demonizaba a Irán, que “Washington representaba una fuerza para el bien y la paz en esa región”.
Las declaraciones del iracundo jefe de la diplomacia de EE.UU. fueron refutadas de inmediato por el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat, quien reiteró que Palestina mantiene su posición de rechazo al plan que propone la Administración norteamericana.
Entre los presupuestos estratégicos del engendro Trump-Netanyahu y el lobby judío están cercenar gran parte del territorio palestino, reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, considerar legítimos los asentamientos israelíes en los territorios ocupados y prohibir el derecho al retorno de los refugiados palestinos a sus hogares.
De hecho, el malévolo acuerdo del siglo no es más que una trampa de Trump, la flagrante negación del derecho del pueblo palestino a su legítimo Estado independiente y soberano con Jerusalén Oriental como su capital y dentro de las fronteras del 4 de junio de 1967, en la denominada Guerra de los Seis Días.
Sobre este proyecto el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abas, ha asegurado que es solo papel mojado.
Ante la imposibilidad de hacer avanzar el acuerdo, Washington, a través de su embajador en Israel, David Friedman, ha anunciado, que este se retrasara varios meses, pues aún hace falta modelar y suavizar las palabras, de tal forma que brinde la mayor oportunidad para obtener una mejor recepción.
Pero factores como la heroica resistencia del pueblo palestino, su rotundo rechazo y el de gran parte de la comunidad internacional al artero pacto, la incógnita del resultado de las próximas elecciones generales en Israel, la derrota de los planes norteamericanos-sionistas en Siria y la presencia y fortalecimiento de Irán como potencia regional, son causas más aparentes de la taimada dilatación de los objetivos de la alianza entre zorros Trump-Netanyahu.