“Fue muy triste despedirse de una población que nos pedía que nos quedáramos entre llantos y tristeza, pero yo me sentía muy indignada por las declaraciones del presidente electo (Jair Bolsonaro) cuestionando nuestra formación profesional y los constantes llamados en las redes sociales, fundamentalmente desde Miami, a que desertáramos de la misión. Hay orquestado todo un movimiento con el propósito de desacreditarnos”.
Así, la doctora tunera Lisbet Orive Pacheco, especialista en Medicina General Integral, recuerda sus últimos días en el municipio de Mafra, Estado de Santa Catarina, a donde llegó integrada al Programa Más Médicos para Brasil en agosto del 2016.
Durante dos años y dos meses compartió su suerte y sus conocimientos, sintiendo y procurando alivio al dolor ajeno, con alrededor de 4 mil personas muy humildes, residentes en la periferia de la ciudad.
“Allí encontré altos índices de analfabetismo, problemas sociales asociados al consumo de drogas, y gente pobre, muy pobre, que antes del Programa carecía de asistencia médica primaria, cuyas secuelas son perceptibles en pacientes que sufren de forma crónica limitación articular total, ceguera absoluta por catarata y otros con afecciones irreversibles como consecuencia de accidentes vasculares encefálicos, porque en ninguno de los casos tuvieron la posibilidad de hacer una prevención de las enfermedades que provocan estos eventos, ni un tratamiento oportuno.
“Fue emocionante y triste a la vez, cuando ya estábamos en el aeropuerto, listos para el retorno, como muchos brasileños, sin conocernos, nos preguntaban: ¿ustedes son los médicos que están saliendo del Programa, los médicos cubanos?, y ante nuestra afirmación nos abrazaban, nos besaban, lloraban, y nos decían ¡gracias por el trabajo que hicieron!, lo que demuestra que tenemos el agradecimiento del pueblo, que por él fuimos allá, y por la satisfacción del deber cumplido con nuestra patria”.
Resultados y consecuencias
“Hasta la llegada de los médicos cubanos a las zonas más intrincadas e inhóspitas de Brasil sus habitantes no habían experimentado la medicina social, humanizada, cuyos principios consisten en la atención al paciente, el examen y la investigación de su ambiente social y familiar, es decir, con un enfoque biopsicosocial, que es piedra angular de nuestra formación como médicos generales integrales.
“Desde entonces en esos lugares se implementaron los programas materno infantil, del adulto mayor, de enfermedades crónicas…, y los buenos resultados no se hicieron esperar: disminuyeron los índices de bajo peso al nacer, de mortalidad infantil y materna, entre otros indicadores con impacto en el nivel de vida de la población, éxitos reconocidos por el pueblo.
“Ahora, esa población queda en una vulnerabilidad total, porque el municipio dispondrá nuevamente de cuatro o cinco médicos para atender a sus más de 500 mil habitantes, imposible que se lleven a cabo en los próximos meses la atención prenatal y los demás programas. En estos momentos es imposible la continuidad de ese trabajo. Esperemos que el Gobierno brasileño pueda dar una solución”.
Epílogo
“A eso fuimos a Brasil: a sentir como propio el dolor ajeno y a procurar su alivio. Ahora, feliz de estar en Cuba, en la patria con el deber cumplido, con la familia y la disposición de seguir sirviendo donde los pueblos lo necesiten y los gobiernos lo aprueben sin imponer otra condición que el amor al prójimo”, concluye la joven y experimentada galena.