En suelo patrio son muchas las emociones de los médicos cubanos. Se les nota serenos durante el acto de recibimiento pero ante una simple pregunta periodística o una frase indagatoria, las miradas se vuelven llorosas. Es comprensible, no resulta fácil dejar a un lado las imágenes de ese pueblo brasileño que los acogió con tanto cariño a cambio de la atención recibida.
Así sucedió esta semana en la terminal número tres del Aeropuerto Internacional José Martí con el regreso de los colaboradores cubanos de la salud, luego de las declaraciones irrespetuosas y falsas del presidente electo Jair Bolsonaro.
Después de los abrazos y estrechones de manos a los pies de la escalerilla del avión, y de escuchar las sentidas experiencias de la doctora María Yagnine Suárez Suárez, las palabras del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz- Canel Bermúdez, fueron una especie de bálsamo en medio de tanta indignación por los acontecimientos acaecidos en el gigante sudamericano relacionado con la decisión del Ministerio de Salud Pública de no continuar participando en el programa Más Médicos.
Ustedes son más que médicos —dijo en franca alusión al nombre de ese proyecto impulsado por la expresidenta Dilma Rousseff en el año 2013— porque han regresado a la patria con una vivencia revolucionaria y humana que los ha engrandecido, porque supieron llegar con desinterés, altruismo y entrega plena a los lugares donde no había asistencia médica, donde nadie quería ir.
Y eso lo confirman, ciertamente, las decenas de testimonios escuchados durante todos estos días por nuestra prensa, como el de Yarima Lastres Carrera, quien aseguró que en otra sociedad jamás podría haber estudiado Medicina por ser negra y de familia obrera.
“Me formé con la idea de ayudar a otras personas, y eso fue lo que hice en Brasil. Hoy llego con la frente bien alta, no me siento esclava como dice Bolsonaro. Fui por propia decisión y regreso con toda la felicidad del mundo”.