El doctor Ibrahin Adán Larrosa llevaba apenas seis meses en Brasil cuando le anunciaron el fin de la participación de Cuba en el programa Más Médicos. Aún permanece en Itaituba, estado de Pará, a la espera del viaje de regreso, pero su mente ya está en Nuevitas —la segunda ciudad más industrializada de mi Cuba, dice—. Allí le esperan en el policlínico Francisco Peña Peña, donde laboraba como especialista en MGI, y sobre todo aguardan la familia, los amigos, la esposa… con quienes compartirá historias, risas, experiencias…
Las imágenes en las que posa orgulloso junto a los habitantes de una remota comunidad brasileña, despertaron mi curiosidad. Lo contacte a través de las redes sociales y con sencillez compartió para algo de su heroica cotidianidad.
“Trabajé el Distrito Sanitario Especial Indígena (DSEI) de río Tapajós. Durante 20 días estaba en las aldeas y luego descansaba otros 20 en Itaituba, que es la ciudad donde vivo junto a otros 11 médicos cubanos. Siempre que podíamos nos reuníamos, lo mismo para festejar que para estudiar.
“Los médicos cubanos en Brasil debíamos incorporarnos a las universidades y realizar la especialidad de Medicina Comunitaria. En mi caso hubiera tenido que cumplir con la carga docente en los 20 días de descanso, y digo hubiera pues no me dio tiempo matricular, mi curso comenzaba en enero.
“Para llegar a las aldeas tenía que andar unas 10 a 12 horas en bubure (ómnibus) y luego 5 más en voadeira (canoa con motor). En total atendía a una población de mil 460 indígenas mundurukués, distribuidos en 10 aldeas con dos polos base (puestos de salud): Katô y Biriba. Hubo dos comunidades a las cuales nunca pude llegar pues la entrada solo es posible en helicóptero y, por lo que escuchaba, nunca tenían el combustible necesario para poder ir a atender esas personas.
“En los polos base hay una farmacia con los medicamentos necesarios para tratar algunas enfermedades y un laboratorio donde solo pesquisan malaria. Algunos, como el de Katô por ejemplo, tienen equipos de salud permanentes integrados por una licenciada y dos técnicas en enfermería, dos técnicas de laboratorio y dos AIS (intérpretes), los cuales son necesarios pues en la zona se habla mundurukú, un dialecto no portugués. Las técnicas y los traductores de ese lugar son indígenas.
“Las dolencias más comunes que atendí fueron las enfermedades diarreicas agudas, por parásitos, y las respiratorias, aunque también existe el riesgo, por estar en medio del Amazonas, de que las personas sean atacadas por onzas, jacarés, sucuris, escorpiones, y otros animales que pueden ocasionar la muerte si no reciben atención médica urgente.
“En esos lugares es difícil hacer análisis de heces fecales para saber que parasito específico ocasiona las diarreas, por eso acudíamos al diagnóstico clínico para lo cual estamos formados los profesionales cubanos. Puedo asegurar que mayormente padecían de oxiuro y amebas, el tratamiento depende de lo que estuviera disponible en la farmacia, usualmente, albendazol, mebendazol, metronidazol…
“Tuve que educar a los profesionales de salud de la aldea en cuanto al tratamiento antiparasitario, pues habitualmente indicaban a los adultos el medicamento en suspensión en lugar de usar los comprimidos con los cuales también contaban. Antes de irme logré convencerlos de emplear comprimidos y no suspensión.
“Nunca nadie me pudo cuestionar mi trabajo, en las pocas entradas que pude hacer a las aldeas, solo 4, me gané el respeto del equipo de salud y hasta del cacique Faustino y el palle (curandero).
“Aquí he podido conocer otras culturas, son muy distintas a la nuestra, y trabajé en una región a la cual los nacionales no quieren ir porque la consideran distante y porque no disponen de energía eléctrica las 24 horas del día. En una de las comunidades donde permanecí 20 días seguidos solo hay dos horas de electricidad en toda la noche.
“En estos lugares, por lo general, los hombres se dedican a cazar y pescar, mientras las mujeres laboran en las fincas, hacen el trabajo de la casa y la fariña (harina de maíz o yuca que luego comen cruda).
“Algo que no me gustó, pero nunca pude modificar, es que primero comen los hombres, luego las mujeres, después los niños, igual varones primero hembras después, y si queda, los ancianos.
“Un día, a las 12 de la noche, me llegó un paciente con angina de pecho, los familiares no querían llevarlo para el puesto de salud porque estaba lejos, los hombres se quedaron en sus lugares, las mujeres lloraban… Cuando finalmente los convencí y llegamos al polo base, me encuentro que solo había aspirina y dipirona. Decidí remitirlo entonces para la ciudad más cercana, Jacareacanga, pero igual tuve que llevarlo yo mismo en la voadeira. Iba solo con el motorista y el técnico de enfermería. Era de madrugada y pude observar el rio lleno de cocodrilos. Fueron las 5 horas más largas de mi vida, hasta tuve que hacer reanimación en el medio del camino. Gracias a Dios el paciente está vivo y agradecido en la aldea.
“De la vida siempre seré un estudiante, todos los días aprendo algo nuevo, pero desde el punto de vista profesional no creo que Brasil me enseñara algo para lo cual mis profesores en Cuba no me hayan educado, solo les debo el portugués y algo de mundurukú.
“La noticia de la salida de Cuba del programa Más Médicos me llego cuando estaba fuera de las aldeas, no pude despedirme, se los mandé a decir a mis pacientes con los técnicos de enfermería. Es una pena, pero tengo la certeza de que ellos se quedaron sin médico. Por la errónea elección de un presidente y la mala decisión de un hombre, son los pobres los que van a sufrir. Ese pueblo humilde del medio del Amazona, pagará las consecuencias”.
Hola Dr. Ibrahim buenos dias desde Rio de Janeiro (Brasil)
Leí dos veces lo que escrebiste y me siento triste, lo siento muchisimo.
Yo lo sé como es dificil la vida de estas personas pues tuve la opornidade de hacer un trabajo en Itaituba hace 20 años solo quién conoce las dificuldades de aceso en Amazonia sabe y estoy seguro que la mayoria de nosotros en Brasil no tienem la mínima idéa.
Quiero aqui agradecer a ti y todos los medicos cubanos, su dedicación y afecto para con los que más necesitam
Mis respectos y admiración para este pueblo , quiero volver a La Habana querida estuve ahi en 2015 solo he recebido cariño y atención desde el aeropuerto hasta , las calles, tiendas, almedron, museus todo todo , me extraña muchisimo la bela Isla…
Gracias y Gracias
Carlos Oliveira
Eres increíble primo y sé de primera mano de tu altura cómo ser humano , de cómo llegaste hacer médico y del cual ni hace mención , de tu profesionalidad y de haber estado a punto de lograr la espacialidsd de cirugía,,orgulloso de ti primo pues si algo te hace diferente a muchos seres humanos es que siempre has estado a la altura del más pobre y al lado del mas necesitado, eres un luchador , te felicito guerrero